domingo, 10 de abril de 2011

La Bandera del abuelo

 El Jueves 7 de Abril de 2.011 no debía ser otro cualquiera en el calendario,  fue un día de reencuentros. Cada uno quisimos hacer un hueco en nuestra ocupación para estar donde debíamos, para volver a la plazoleta del Colegio de los Hermanos, bendita mansión. La Salle nos llamaba, a unos, porque están entre sus muros, a otros, los que ya somos antiguos alumnos, por lo que dejamos en sus paredes, donde despertamos a tantas cosas, aprendimos conocimientos y nos enseñaron a crecer. Siempre me ha llamado la atención hablando con aquellas personas que han nacido en un pueblo, como se sienten parte de él. Aunque vivan fuera, me contaban que necesitaban regresar en algunos fines de semana o en vacaciones o puentes al terruño. Tampoco los vínculos con La Salle desaparecen, porque es como un cordón vital, donde sentimos orgullo de sentirnos parte de él y al volver a pisarlo nos vienen mil imágenes, sonidos, como los azules y amarillos y olores, a cortadillos o a esas tortas con la avellana en el centro. Es tu vida. Este pasado Jueves la familia lasaliana nos reunimos de nuevo, esta vez  por un motivo cívico, la entrega de la Bandera, que su Majestad el Rey D. Juan Carlos I, ha otorgado al Colegio de los Hermanos de Melilla con motivo de su Centenario, sustituyendo a aquella que recibieran en 1.929 de D. Alfonso XIII y que desapareció. La comunidad religiosa de los Hermanos de las Escuelas Cristianas se la ganó, gracias a la desinteresada colaboración que prestó, al convertir en los años veinte del pasado siglo, el Colegio en hospital y al recoger los restos humanos de los soldados, que cayeron en el campo de batalla, y darles sepultura. El Comandante general, Cesar Muro, tras entregar la Enseña nacional a la directora del Centro, Paulina Morala, recordó que cuando él tenía cinco años su abuelo le compró un cuaderno y una caja de lápices, y le dijo que pintara lo que pintara, en todas las hojas también dibujase una Bandera de España. El abuelo del general le enseñó como la Bandera es de todos los españoles por igual y que, como nuestra madre, es a la que mas queremos, para a continuación explicarle por qué la Bandera es sabia, porque para llegar al amarillo, que representa el triunfo, el éxito, ya sea por arriba o por abajo, hay que cruzar el color rojo, que significa el esfuerzo y que esto siempre tiene su recompensa, ya que aquí nada se regala. Fue su abuelo el que le enseñó a amar a la Bandera. Como seguramente muchos niños que estudiamos en ese Colegio, empezamos a respetarla cuando formábamos en su patio antes de izarla o cuando aprendimos en las clases de Constitución lo que significaba. Es el legado que otros nos dejaron y por el que debemos sentir un orgullo sin complejos, como tantos otros países de nuestro entorno y que de nuevo, en un buen ejercicio, nos lo ha sabido traer el general Muro. Al cual también felicito por la organización del acto. El Jueves 7 de Abril de 2.011 fue sin duda un día lleno de civismo, una jornada de valores donde especialmente brilló el espíritu lasaliano
Ángel  Gil

domingo, 3 de abril de 2011

Carmelo Martínez Lázaro

          
Cumplir veinticinco años como empresa no es nada fácil, detrás hay incertidumbres, satisfacciones, momentos buenos y otros para olvidar, pero de todos se aprende y el tiempo tal vez los minimiza o les da su justa medida. Una empresa melillense hecha aquí y al servicio de esta tierra, Carmelo Martínez Lázaro, servicios integrales, cumple un cuarto de siglo. En la celebración de hace unos días se hablaba del insomnio de los empresarios, por cierto aún no tenida en cuenta como enfermedad laboral, de las iniciativas para crear puestos de trabajo, de aquellos que confiaron en el proyecto, y del esfuerzo de la familia, que ha estado ahí para tirar hacia delante. La vida empresarial no es tan fácil como algunos creen, aquí no valen las ocho horas al día de Lunes a Viernes, y si no corrígeme Carmelo, o los Domingos de descanso, porque incluso esos días el Jefe va a la nave, ni tan sencillo como esa frase hecha que dice, que nadie me manda, es cierto pero con todas las obligaciones y riesgos del mundo. Tal vez la palabra más exacta para definir, a quien como Carmelo Martínez Lázaro se dedica a ello, sea la de emprendedor, y generador de puestos de trabajo, en concreto son más de ciento cincuenta trabajadores, de media al año, los que han encontrado empleo estable en esta empresa, este dato con la que está cayendo, es en sí mismo un triunfo, que cuesta y que es producto del esfuerzo. El cual nace de una buena dirección que infunde en los demás ánimos y ganas, y son éstos, sus trabajadores, lo mejor de su capital. Desde 1.986 esta empresa ha ido subiendo peldaños con buenos cimientos para terminar posicionándose en referencia dentro de su sector. Ha innovado, y de esta forma, ha sido la primera empresa melillense que ha incorporado la energía eléctrica a su flota de vehículos. Ha alcanzado la calidad, y así las certificaciones lo acreditan, como garantes para proveedores, usuarios y clientes en un mundo tan competitivo como el que vivimos.  Carmelo Martínez Lázaro ha tenido un espejo donde mirarse, el de su padre José Luís Martínez Canovaca, ejemplo de hombre hecho a sí mismo, de empresario ejemplar que, con su esfuerzo, dirigió otra nave siempre a buen puerto por muchos vientos que soplasen. Le eche de menos, pero allí estaba, en la celebración, su mujer, Conchita. En el recuerdo de estos veinticinco años se encuentra el accidente aéreo de Pauknair y como esta empresa dio cobertura desde el principio a todo aquello que se le demandaba, con un importante coste anímico. Carmelo Martínez Lázaro representa a ese caballero dentro y fuera de la oficina, a quien mejor le queda una teba y con ese toque de humor, tan necesario para el día a día. He querido dejar para el final a la familia que ha creado, a sus hijos Eugenia, Julia y Carmelo, a quienes les dará, dentro de mucho ese testigo, y a su mujer, Juli, puntal y apoyo en lo profesional y personal. También de esa otra familia, la de la empresa, a Paulino, otra gran persona que siempre está a su lado. Felicidades Carmelo por tus primeros veinticinco años al frente de la empresa, en la fiesta aniversario de hace unos días volviste a cosechar el éxito.

Ángel Gil