jueves, 19 de enero de 2012

Injusticia

Si hay algo de lo que verdaderamente huimos es de esta palabra, tanto como del desamor, del paro, o del dolor porque llegan a ser negativas en nuestras vidas. Una decisión a la que calificamos como injusta es en esencia desoladora, es ese escalofrío que recorre el cuerpo sin encontrar razón que lo justifique. Después de tres años de considerar a Marta del Castillo un poco de cada uno de nosotros, de desayunar con su búsqueda o de almorzar con las risas o actitudes chulescas de los desalmados que la tuvieron en sus manos, la sentencia ha caído no solo como un jarro de agua fría, principalmente en la familia, sino que nos hace más incrédulos a los españoles. Cuando los ciudadanos tenemos esos sentimientos algo está pasando en la sociedad en la que vivimos, que se enciende el piloto rojo porque se está haciendo enferma y hay que ponerle remedio. A Miguel Carcaño, asesino confeso de Marta del Castillo, le condenan a veinte años, pero con los beneficios penitenciarios dentro de siete podrá estar en libertad. La fiscalía pedía para Carcaño, cincuenta y dos años de prisión por los presuntos delitos de asesinato, dos de agresión sexual y otro contra la integridad moral, mientras que solicitó ocho años de cárcel para su hermano y cinco para otros dos imputados. La opinión pública aguardaba con una inusitada expectación el veredicto judicial y el desenlace no ha podido ser más frustrante. La familia ha anunciado que llegará a las instancias más altas para que con su hija se haga justicia, pero mientras eso ocurre, hay que hacer algo, los legisladores tienen que endurecer las penas, así lo pide la calle. En el programa del partido que sustenta al Gobierno y que es mayoritario en el Congreso y en el Senado, se recogía la revisión de la ley de responsabilidad penal de los menores, rebajando la edad penal en casos de especial gravedad o de multirreincidencia y aumentar las penas de internamiento, de igual manera la propuesta de prisión permanente revisable. Los ciudadanos acogerán de manera muy positiva estas reformas penales que se hacen imprescindibles y en las cuales no cabe demora. Queda muy pocos días para que llegue Febrero y con ello el mes de la plena actividad parlamentaria, por la cual sería más que acertado que sus señorías comenzaran a debatir la reforma del Código Penal. El PP tiene que enderezar todo aquello que se hizo mal para que recuperemos la confianza en las instituciones. Hay que poner ya en desuso expresiones como que sale barato matar, o, como dijo ayer el abuelo de Marta, se han reído del país y ahora se van de rositas, y que se pronuncian a diario por una sociedad hastiada. Buena prueba de ello lo encontramos ayer en unas redes sociales indignadas por la sentencia, que sienten vergüenza por todo aquello que en la sentencia no se recoge
 Ángel Gil