domingo, 27 de enero de 2013

Eimy


 

Martin, con ese acento inglés de Colorado. Es la gran desconocida, la que se oculta detrás de una cámara para hacer cortos creativos o es un seudónimo que firma artículos, como global observer, por tres mil euros cada uno. Nunca he entendido lo de escribir en prensa con nombre supuesto, con una excepción la de mi recordado amigo Agustín Jerez, que ni cobraba, era buena gente y sobre todo honrado. Esta semana se ha buscado a Amy más que a Wily. Con ella se han construido mil y una elucubraciones. Al final la X del enigma se dirigía hacia la Fundación socialista Ideas, cuyo presidente, marido de Amy Martin, presuntamente facturaba, a costa del seudónimo, grandes cantidades de dinero público por escribir columnas y hacer videoclips. ¿Llegara el día en que estos sobresaltos no nos sorprenderán?, ¡con todo lo que está cayendo en España en tan solo una semana!. Amy es una mezcla entre Lady Gaga y Lola Lola de la película El Ángel Azul. Es la recreación de lo friki pero en versión de los ochenta. Pero no todo es estético sino mercantil. Aquí no hay nada de ese amor al arte. Cuando he visto su imagen, cuando he sabido que Amy es de carne y hueso, la he imaginado en un cabaret provocon de La Latina madrileña anunciada en un cartel o al pie de pista, mientras desde la plataforma ascendía entre plumas de marabú, con ese público chillón abajo pendiente de ese pelo a lo afro que lleva la artista del pop. Martin tiene muchas caras y podría ser protagonista de novelas negras, donde las mujeres fatales lo mismo son espías u obligan a los desafortunados a beber el veneno de sus labios o es una muñeca rota con el rímel corrido. Amy creó un logo de fondo rosa a imagen y semejanza de Leonardo y escribió sobre la industria del cine nigeriano, otros sobre la central nuclear de Fukushima, la crisis de la eurozona o como medir la felicidad. Ella quería poner en práctica lo que en su novela se narraba, la existencia de una autora, de la cual solo se conoce el nombre y las obras, pero de la que no hay rastro. Sin duda que el estallido del escándalo ha dado al traste con todo lo montado, ha dejado huellas que ahora deberán ser investigadas. Un nuevo pelotazo envuelto en el seductor mundo del celuloide, maquillado hasta el último centímetro de piel y con el glamour y el morbo como aditivos. A la imagen de Amy Martin, en realidad Irene Zoe Alameda, la situaría en el videoclip de Alejandro Sanz, que rodo hace unos años en el Círculo de Bellas Artes y que nos hablaba de robar el Alma al Aire. Da igual la máscara, los sobres o el guante blanco, son al fin y al cabo unos pícaros que intentan del rio revuelto sacar ganancias. Hay muchos, tal vez demasiados, pero una vez que el fondo se está viendo, solo nos queda limpiarlo y ascender
Ángel  Gil

domingo, 20 de enero de 2013

Arturo ¡que desprecio!

Hay personas que pierden las maneras, las formas y hasta la vergüenza. Parece que todo da igual, que todo vale, se creen los reyes del mambo y al resto solo les queda aguantar. Son aquellos que se pasan la vida mirándose al ombligo, que ven la viga del ojo ajeno y no las pajas del suyo. En las zarzuelas siempre se hacia el elogio de la terruña, mas como un recuerdo de aquel amor joven que el tiempo hizo perder que como algo excluyente. Esto último se lo dejamos a los nacionalistas, que solo parecen haber aprendido de las matemáticas la resta. Que son algo así como los de la cofradía del puño en rostro trufado de racismo y que para presumir exageran en sus dificultades en el uso del español. De pena. Además estos ya no aprenden ni por mucho que viajen, aunque tienen fijación por los paraísos a donde el fisco no llega, por las montañas nevadas de Heidi, aquella Suiza soñada y por el número tres pero acompañado del signo del tanto por ciento. Arturo Mas, al final se va a hacer famoso no por lo que calla sino por lo que larga. No para de hablar, le da igual un ave para decir las veces que acude a la piscina o si no en los medios de comunicación. En una entrevista radiofónica afirmaba que el Gobierno central no puede tratar a la Generalidad como una "ciudad autónoma del Norte de África" porque si Cataluña quiebra, todo el Estado español "quedará en cuestión". Un cronista de tiempos de la II República anotó la siguiente frase atribuida a Alejandro Lerroux en un discurso parlamentario: “¿Qué se dice? ¿Qué se murmura? ¿Qué se calumnia? ¿Qué se regüelda? ¿Que se rebuzna? ¿Qué se cocea?. Porque de todo hay, se cocea, se muerde y se rebuzna”. Pues eso, Arturo. Tal vez cuando pases a la historia con los títulos que se gano a pulso Melilla, nos podrías dedicar alguna frase de mejor cuna. ¿Victorioso?, bueno estas porque tienes un socio. Así que no empezamos bien. ¿Humanitario?, no precisamente acoges bien. Dos cero para los del Álvarez Claro. Y ¿muy caritativo?, ¡hay la ITV, Duran y la Udef!. Seguro que si Enrique Nieto hubiera sido como Arturo Mas, no disfrutaríamos de la obra que aquí nos dejó. Un respeto, también, para tantos catalanes cuyos cuerpos descansan en el Cementerio melillense y que fueron capaces de sacrificar sus vidas para que esta tierra siga existiendo. Pero hay otros naturales de aquella Comunidad, tal vez anónimos que, hasta aquí, llegaron y aún tenemos su impronta. Mas, es de cortas miras. De Madrid debería de aprender la Capital tan abierta que es, en la que no te preguntan de dónde vienes. Cataluña ha dejado de ser un ejemplo de modernidad, y de eso hay responsables. Algo le pasa a una sociedad del siglo XXI, cuando una persona de la cultura, como Boadella ha tenido que hacer las maletas y dejar Cataluña
Ángel Gil

domingo, 13 de enero de 2013


AVE a Melilla
Esta semana hemos mirado con cierta envidia, siempre sana, la llegada del AVE a Figueras que conecta con Francia. Con esa entrada silenciosa en las estaciones, algunos con morro de pato, que, ahora sí, lentamente, se dejan notar a su paso, mientras en su interior se toman un café, leen el periódico o departen en animada charla. Dentro de poco será posible viajar de Madrid a París en diez horas. Alta velocidad fuera y dentro, una existencia a pequeños sorbos disfrutada. Es la vida con la p de progreso escrita en sus raíles y el milagro de la comunicación. Estos días hemos conocido los testimonios de personas que son sus usuarios, desde quienes van a estudiar a quienes aparcan sus vehículos porque la nueva opción es mas económica y se dirigen a sus trabajos o de ocio. Ponga usted la utilidad que precise y súbase. Cuando escuché lo que valía un billete, veinte euros por hora de trayecto, lo compare, con lo que aquí pagamos para volar. Y que quiere que le diga, seguro que compartimos pensamientos. No me valen los costos, la macroeconomía, el mar de por medio, el combustible, todo eso son simples paroles, paroles. Desde el momento en que un precio te limita un uso de primera necesidad es que algo falla, y cuando unos ciudadanos son asimétricos, hay que plantearse las reformas para que unos no sean ni más ni menos que otros. Aquí en Melilla tenemos la maldita costumbre de que las cosas son así, se paga y listo, olvidándonos que la ciudadanía conlleva unos derechos que muy pocas veces sabemos reivindicar. En los discursos de la inauguración del AVE se ha hablado de un logro de todos y para todos, de un ejemplo de hacer país o de su vertebración. Llámelo como quiera, pero si una cosa tenemos que tener clara es que nadie puede ir contra el progreso o si quieren anclarse en unos mínimos debido a una situación geográfica. El AVE a Melilla, es la traducción de Aviones Económicos, para que los que aquí residimos podamos viajar y los no residentes, vengan mas, gracias a precios ajustados. Para esto que aquí exponemos solo hay que tener voluntad. Se lleva años reivindicando la bajada de tarifas y ante esto, la temible palabra pero. Que es un no, pero en diplomático. Si conseguimos AVE a Melilla ya no hablaremos de aislamiento o de efecto isla, podremos movernos con libertad para lo que usted desee. Y también, hasta aquí llegaran, otros que no nos conocen, aquellos que un día dejaron la tierra natal o a la que vinieron a trabajar, además de más inversiones. No es una quimera es romper un mal que se convirtió en endémico. Esta semana hemos recibido con una alegría convertida en muchos clics al ratón y otros tantos a la web, de unos billetes de avión a precios reducidos, para volar al destino que queramos. Que pronto logremos ese AVE a Melilla sin límites en el calendario. Vamos a lograr un recorte drástico al que nadie se opondrá, el del precio del billete de avión.
Ángel Gil