domingo, 28 de septiembre de 2014

Carta a un Arcipreste



Cuando te vimos partir de esta costa que mira a la otra tuya tuvimos sentimientos encontrados, debiamos respetar una decisión pero nos sentiamos impotentes ante un adiós. Entre todos los que aquí dejabas hicimos un coctel de rabia, inconformismo e incredulidad. Fuimos egoistas, tal vez pensando que lo bueno dura siempre y como tal no deseabamos compartir. Manolo todos somos capitanes, ante un mar en calma, pero cuando no tenemos claro a donde dirigirnos y el viento sopla, nadie se agarra al timón. Aunque siempre es mejor caminar que parar, mejor pensar teniendo criterio a que nos impongan algo. Eres ese sembrador que esparce en buena tierra, cual a ciento, cual a sesenta y cual a treinta por uno. Esa es la obra que permanece en esa mujer que consolaste o en aquel hombre que acudió a tu despacho pidiendo un consejo, en la sonrisa que repartistes, desde la docencia en las aulas del Campus de Melilla, visitando a los enfermos, siendo director espiritual o en la homilias que tu, casi sin saberlo, logras que alimenten al ser humano. Hoy en este 2.014 podemos decirte que hemos crecido en la fé desde la horfandad frente a incomprensiones de quienes tratan de excluir sin motivo, sin conocer y además, debiendo hacerlo, no predican con su ejemplo. Gracias a Dios hay Pastores que sí cuidan de su rebaño. Los que hicimos aquel coctel fuimos personas anonimas a los que tu supistes escuchar, encontrandote siempre, a los que entregaste amor, enseñanzas, caridad, comprensión. He podido seguir tus pasos por ese pueblo de pescadores al que te enviaron, ver como has logrado seguir levantando una Parroquia que se llena de hombres y mujeres que buscan la Palabra porque, igual que en Melilla, abres puertas y corazon a todo el que llega. Sacerdotes como tu, hacen que quienes estuvieron retirados de la práctica retornen, los que dicen ser ateos creen en Jesús y quienes tienen fé la acrecienten. Manolo, ya no estas tan lejos fisicamente, podemos callejear contigo aunque sea entre niebla, ver el monumento a la peseta, compartir mesa siempre aprendiendo de tu ejemplo u observar a ese Cristo moreno que en tu Iglesia ya tiene otro lugar para terminar orando a la Virgen del Carmen. Esta semana nos ha llegado la buena nueva y no me sorprendió. Ya eres Arcipreste de Fuengirola-Torremolinos. El Sr. Obispo de Málaga, D. Jesus Catalá, te ha elegido y los beneficiarios de todo sera esa mies de la Costa del Sol. La sociedad de nuestro tiempo precisa esta Iglesia caminante, cercana, que ora y trabaja, a la que no siempre se la escucha ni comprende, y que desde siempre ha encontrando en la ayuda a los mas necesitados su razón de ser y su contribución al mundo. El cual no debe perder valores y con ellos transformar la Tierra para luchar contra las desigualdades que nos azotan. Las redes sociales tambien expresan su sentimiento de alegria y oraciones por tu nueva responsabilidad a los que tu respondes que esperas que sea una nueva oportunidad para servir mas y mejor a la gente que se te ha encomendado. La amplia familia de sangre a la que perteneces esta teniendo, de nuevo, en estos dias otro motivo de satisfacción, a ellos felicitaciones y el agradecimiento por haber formado a una persona como tú. Desde este trozo de este país del sur, brille la luz con tu nombramiento. Enhorabuena Manuel Jimenez Barcenas, Arcipreste.
Ángel Gil