lunes, 29 de mayo de 2017

El general que vino del norte

En el día de las Fuerzas Armadas miramos, una vez más, a quienes forman una parte esencial de nuestra sociedad, aquellos que sirviendo al bien general lo hacen desde la milicia. Melilla no puede entenderse sin el estamento castrense, no solo porque vinieron junto al fundador, Pedro de Estopiñan, sino también por la estratégica zona geográfica en la que nos movemos en una Europa que protege sus fronteras exteriores. La concepción de la defensa ha cambiado tanto como las necesidades nos imponen, de las guerras tradicionales se ha pasado a acciones concretas con resultados que dañan en el corazón mismo de los estados. Siempre el objetivo es intimidar, sembrar terror y causar víctimas civiles en momentos de ocio. Aquella infantería que avanzaba con una estrategia preconcebida junto a artilleros, ingenieros o la caballería han dado paso a la comunicación por la red de células durmientes en base a lobos solitarios. Y esto no pueden permitirlo los gobiernos, por eso la cooperación internacional en las madrigueras del terror se hace imprescindible más allá de los malos modos de alguno y siempre teniendo claro que por encima de un espacio económico en Europa está la seguridad y defensa. Si esto falla no piensen que los capitales van a invertir allá donde golpea el terrorismo. De esto desgraciadamente sabemos mucho los españoles que hemos visto pasar la guadaña etarra por nuestra nación, durante tantos años, sembrando muertos, dejando huérfanos y postrando a las victimas con secuelas de por vida solo por el hecho de ser españoles. En esta hora de rupturas es conveniente releer la misión que constitucionalmente se atribuye a las Fuerzas Armadas. A ellas dedicamos esta columna a los que defienden nuestra integridad territorial, velan por nuestra independencia o acuden cuando la emergencia nos rodea por tierra, mar y aire. Hombres y mujeres profesionales, preparados técnicamente que afrontan los retos de un marco internacional demasiado cambiante. Y entre todos ellos, el general Gutiérrez Díaz de Otazu, comandante general de Melilla. Llegado de ese norte que mira al Nervión y aferrado a los colores de unos leones que como son de Bilbao pueden estar alojados en una catedral. En esto, respetado general, disentimos o mejor dicho abandoné la afición del athletic con la misma pasión que un día imprimí junto a mi amigo Manolo, admirando a un Iribar que supo apartarme de esos colores cuando él fue atraído por una serpiente. El general Gutiérrez en su anterior etapa como Coronel jefe de Estado Mayor de la COGEMEL supo acercar su trabajo a la sociedad ayudado por una eficaz oficina de prensa. Ahora como supremo mando de los Ejércitos en nuestra Ciudad lo sigue haciendo aportando valores entre los cuales destacamos esa humanidad que imprime en todo aquello donde el participa. Me quedo con su recogimiento, con su limpia mirada,  y con esa mano firme de un caballero vestido de uniforme.
Ángel Gil

lunes, 22 de mayo de 2017

Un año, Castañeda y la Victoria


Cuando recorres un camino, que siempre viene de vuelta, eternamente es Septiembre. Tu amanecer de hoy, María, sabe a aquella tarde que va de caída, se nota en tu rostro y en el de tantos que a tu lado esperan y que en palabras de Castañeda es mudo testigo de un escenario protagonista de nuestra historia. “Es la entraña espiritual de la Ciudad, donde en más de cinco siglos, ha sido camposanto, hospital, cuartel, atalaya, fortaleza, refugio, dormitorio y refectorio”. “Aquel donde el abnegado y sufrido melillense ha dejado con cada gota de cera, cada lágrima y cada oración un legado de espiritualidad de un pueblo santo y sabio”. Carlos Castañeda ha vuelto a reaparecer para hablar de la Patrona en una conferencia que organizada por la Congregación de Nuestra Señora de la Victoria conmemoraba los ochenta años de la formación de su primera Junta de Gobierno. Vimos al Castañeda que se niega a callar la maternidad de María, para ser “protectora, Reina, Patrona y Alcaldesa de este soberano Pueblo”. Ya en su “efímero empleo de narrador”, como el mismo se presentó, habló de la infinita devoción a la Virgen de la Victoria, de la constitución canónica de la Congregación, del ofrecimiento y entrega del bastón de mando, de cómo la Iglesia de la Purísima es el corazón espiritual de Melilla, de la hermosa leyenda de la llegada de la imagen de la Virgen a estas costas, su patronazgo y coronación canónica, de las ermitas, capillas y lugares primitivos de culto (desde la Iglesia de San Miguel a la Capilla de la Enramada pasando siempre por la del Señor Santiago para llegar a las de la Alafía o aquella desconocida dedicada a Santa Bárnola). Castañeda mirando un lienzo de la Patrona le dijo “no tengas recelo, estas en buena tierra, porque Melilla, ya lo sabes, desde siempre, abre sus brazos al forastero y también al inmigrante, porque es una ciudad que acoge, respeta y acepta vivencias de otras culturas, haciéndolas suyas y asimilándolas para sí. Por eso, Madre, regálanos la dulzura de tu mirada y la sonrisa amable de tu rostro a la Ciudad del ánfora repleta de ungüento y miel, la comprimida pero diversa, donde la tolerancia y la fraternidad siguen siendo su seña de identidad, regalando a la humanidad toda, ejemplo de respeto y convivencia”. Realizó un recorrido por quienes son un referente histórico como Juan Antonio de Estrada, Rafael Fernández de Castro o Enrique Moya. Reivindicó que “las imágenes de la Iglesia del Pueblo son distintas a las demás, ya que la Virgen de la Victoria tiene adherido en su cara y en sus manos, el moho de las Cuevas del Conventico, el relente de los amaneceres entre murallas, llevas prendidos amores y esperanzas, gratitudes y lealtades de un pueblo que te ama”. En este Domingo se cumple un año del traslado temporal de la Patrona a la Iglesia del Sagrado Corazón. ¡Aún Madre seguimos esperando tu vuelta a casa!. Ángel  Gil            

sábado, 6 de mayo de 2017

Este Mayo francés


El día 3 mientras seguíamos admirando el simbolismo de Goya en los fusilamientos de Moncloa, la Reina Isabel II de Inglaterra, antes del alba, levantaba al servicio para anunciarles una noticia de alcance, al final su hijo Carlos seguiría esperando el trono pero papá Felipe se retirara allá en Octubre a los 96 años. Y en este Domingo, las urnas resolverán el dilema de una vieja Francia que ha dicho adiós a los partidos tradicionales dentro de un bipartidismo imperfecto. La corriente parece extenderse por el mundo ante el hartazgo de los ciudadanos ante los de siempre a los que se tacha de nepotistas, corruptos y sin soluciones. Maquiavelo que nació un 3 de Mayo escribía los tiempos y las circunstancias. Hoy, los tiempos parecen haber enterrado al sistema que De Gaulle instauró en 1.957 y las circunstancias han situado a las puertas de un Palacio a dos republicanos que piden la llave de la plaza a unos electores que son los indecisos antisistema o los del voto útil a pesar de taparse la nariz rodeado de inexperiencia. Europa está en crisis y también lo instalado desde el fin de la segunda guerra mundial. Ahora es posible que más allá del verde de los Pirineos, alguien sin partido llegue a ser presidente de una República. Esto no nos debe de llamar la atención aquí cuando personas sin formación llegan al poder, se instalan y no hay forma que se vayan a casa. Papá cuéntame otra vez como gesticulando, “La France”, puede dejar de ser la maison de todos. A nosotros, nos va a afectar más lo que este siete de Mayo ocurra con el vecino de arriba que lo que pasa en la Séptima Avenida. Por las bombas que tiraron los fanfarrones, España se unió por su libertad hasta que los gabachos se alejaron por los caminos. Eso sí pero bien cargados de bienes culturales de aquí que se lo apropiaron para allá. En este Mayo francés, hay otros piratas, los informáticos a los que Macron recrimina de ensuciar su campaña mientras pasea a su mujer, mayor que él, en las tablas mitineras con lo que eso gusta a los galos. Y luego hablábamos de Italia. La imaginación no llega al poder…queda lejos aquel Mayo, que lejos queda Jean Paul Sartre. Y Marine, con sus ojos azul mar, puede pero no debe seguir sembrando papeles mojados ni dinamitando la Unión, sino reformando para que Paris siga pesando en la escena internacional. Berlin mira de reojo lo que Francia vote. Y Moncloa, cuando nadie le ve, a veces se cierra, mientras las urnas independentistas catalanas ya están en serio en la calle, sin contarnos por qué de este silencio. Lo contrario del kilometro cero donde Laura me llevó de la mano, corríamos entre la gente, estábamos en fiestas, nos esperaba la Plaza Mayor y allí bajo los adoquines no había arena de playa
Ángel Gil