Aquella noche José Luis Poza me dijo en el Senado
que el solo pedía cosas fundamentales para esta tierra. Estas eran la
impermeabilización fronteriza, la seguridad, los transportes, los centroafricanos,
el dialogo y la autonomía. Fue la época parlamentariamente más dura en la
historia de Melilla, cuando las traiciones se escondían por las esquinas y la
Constitución no terminaba de cruzar el Estrecho. Tres factores hicieron posible
que Melilla alcanzara su autonomía, las movilizaciones ciudadanas, el arrojo y
el trabajo constante y el estilo de los mejores parlamentarios que ha tenido
esta circunscripción, Benet, Hernández Mollar, Poza y Sánchez Usero, y la
mediación del ministro socialista, Jerónimo Saavedra. Sin esos diputados y
senadores esto nunca hubiese sido posible.
Fueron el motor para alcanzar un Derecho, tiraron de Ceuta y rompieron las
cadenas de la desigualdad, aun cuando
los dos senadores amenazaron con ponérselas a la llegada del Rey. Releo ahora aquellas
crónicas parlamentarias que escribí…“ Los senadores Poza y Benet armaron una
protesta escandalosa cuando el ministro socialista, Juan Manuel Eguiagaray, dio
por cerrado el mapa autonómico o auguraba grandes tensiones, problemas e inestabilidad
por culpa de la autonomía”. El tándem Poza – Benet fue único, eran
complementarios, se colocaron los primeros en número de preguntas, luchadores
en Pleno o Comisiones y reconocidos por sus adversarios en el propio Café de la
Cámara. Por todo esto el PP de Melilla
cometió un grave error cuando en las listas y a última hora dejaron caer a José
Luis Poza, que debía de haber revalidado su escaño para colocar a un bisoño que
nada hizo en Madrid. Entonces él guardo silencio y demostró que frente a la
injusticia, el solo demostraba con un trabajo eficaz su saber estar. De trato
cercano, amable, con capacidad, docente, guerrero (como el mismo se definía) y
melillense, sin serlo, es como siempre recordaré a Poza Quintas. Siempre le
admiraré como senador pero más le valoro como ser humano. Cuando una tarde me
lo presentó Carlos Benet en el Salón de los Pasos Perdidos bajo el cuadro de Sorolla
y Jover de la jura de la Constitución, no alcancé que nos haríamos amigos, que compartiríamos
desde una mesa a un colegio mayor o desde una operación a una visita a esa
terraza desde donde se ve la Sierra de Mijas. Su adiós temprano le privará de
volver a sentir orgullo por su PP, de ganar al pádel o de disfrutar de su
familia o de sus excursiones. Nos quedó pendiente, querido José Luis, esa cena
anunciada mientras me cuesta reconocer que has emprendido tu viaje más largo.
Nos quedamos con la persona íntegra que luchó porque fuésemos iguales. Hasta siempre amigo, senador. Ángel Gil
domingo, 29 de julio de 2018
domingo, 22 de julio de 2018
De la gente que madruga
Pablo Casado tiene ese nuevo aire que engancha. Ya
lo hizo cuando recorrió gran parte de España para hablar de ideas, de esas que
nunca se fueron pero quedaron disipadas como los montes gallegos en tardes de
niebla. Y se estrenó como el único candidato que debía de ganar estas primarias
en una entrevista con Federico Jiménez Losantos que ya sin duda quedará para
ser estudiada en las facultades de periodismo. Pero terminó de convencer en los
cuarenta y cinco minutos de discurso previo a la votación de los compromisarios
del 19 Congreso extraordinario del PP, mirando de frente a todos, sin
complejos, con el orgullo de lo hecho y con una comunicación eficaz sin fijarse
en un papel. El adiós de Rajoy da paso a la ilusión de Casado. Es momento de darle la enhorabuena pero
también de desearle buen ojo, mejor aguja e hilo de calidad para coser a este
deshilachado PP. No querer ver la situación poco va a ayudar a solventarla, y
no plantearse ahora el adiós definitivo de tantos, que aún permanecen agarrados
a los cargos y que siguen queriendo como sea volver a ser candidatos en las
próximas municipales y autonómicas es ejemplo de egoísmo, de daño a toda la
sociedad y de hundimiento a su organización política. Pablo Casado es ya el
presidente del Partido Popular fundamentalmente porque ha creído en sí mismo,
cuando eran muchos los que no daban nada por él. Ahí en la tribuna volvió a
hablar de los principios que debe enarbolar el PP para recuperar la confianza
de los ciudadanos, tales como la vida, la familia, la derrota definitiva del
terrorismo, la supresión de impuestos (donaciones, sucesiones y patrimonio), el
compromiso con la educación, apostar por la sostenibilidad del Estado de
Bienestar, la reforma del Código Penal y la unidad de España. Por esto sus
primeras palabras tras su elección fueron para expresar la lealtad del PP a S.M
el Rey y a la Constitución, y luego y con reiteración se centró en Adolfo
Suarez y en la Transición como la única posible para evitar los enfrentamientos
que siembran los odios y que no deben ser resucitados. “Me presento para
enarbolar los principios que nos han dado sentido, para reivindicar los valores
que son nuestra columna vertebral, volver a las ideas que nos han convertido en
una fuerza política imparable”, dijo Casado. Quien y en un fluido ingles
saludó, nada mas acomodarse frente a los micrófonos, al representante del
Partido Popular Europeo. Presentó a su equipo pero queda ahora por conocerse al
secretario general, entre los cuales puede estar Javier Maroto (el mas que
probable), Dolores Montserrat, Juan Ignacio Zoido o Isabel García Tejerina.
Esta columna se posicionó a finales de Junio por el perfil que representaba
Casado, cuando decía la prensa que quedaría en tercer lugar tras las
candidatas. Ahora necesitará de todos los de su partido, unos para arrimar el
hombro, otros, savia nueva, con valores y experiencia profesional para
integrarse en la casa del centro derecha y demasiados para saber retirarse a
tiempo, sabedores que con ese ejemplo grande hacen el mejor de los servicios. Y
como dijo el sábado Pablo Casado el PP ha vuelto, es el partido de los
autónomos que levantan los cierres de su negocio, de los jubilados que llevan a
sus nietos al colegio, de la gente que madruga
Ángel Gil
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