¿Cuál puede ser el espacio improvisado
de reunión en una casa?. Hayamos visto o no, la obra de Teatro “Hermanas”, la
respuesta seria una cocina. La tertulia ocurre mientras se prepara un café o se
hacen esas galletas decoradas, en una fiesta en el momento de ir a por mas
aperitivos y te acompaña la mujer o el hombre de tus sueños o justo en el
intermedio de un derby. El lugar no conoce de sexos, solo busque un motivo en
su día a día y la escena estará construida. En la obra “Hermanas”, dirigida por
Carol López y que en este fin de semana se ha representado en el “Kursaal –
Nacional”, tres hijas de un mismo padre y madre, diversas y hasta antagónicas
si se hubiesen conocido en un banquete, se concentran en esa habitación tras la
muerte del progenitor y se enfrentan ante situaciones cotidianas de la vida
desde la ligazón genética. Lo que realmente diferencia esta obra de otras, son
los continuos juegos teatrales, que hace que el público se integre y el recurso
a la escena retrospectiva. Aquello que rodea a las tres protagonistas (Amparo
Larrañaga, María Pujalte y Marina San José) va desde los celos, envidias o discrepancias
extremas a las disputas. Algo que ocurre en las mejores familias, en las de
todos, donde tantas veces los trapos se lavan en el hogar para no airearlos a
los vientos de levante y poniente. El éxito de la obra consiste en que el
espectador, al menos se puede ver reflejado en alguna de las situaciones que
sobre las tablas se representan y si además se rompe esa cuarta pared, su
butaca se situará donde quiera de la cocina representada detrás del telón. La
vida y la muerte, ese alfa y omega de la existencia de cada uno pasa desde el inicio
de la representación, llenándolo de risas o llantos, pero fundamentalmente
intentando que la reflexión anide en la mente. Seguro que usted analizara,
desde su localidad en patio o platea, como son sus relaciones consanguíneas,
que algunos llaman los demonios familiares o como afrontó la muerte de un ser
querido. Luces y sombras, naturalidad o impostura, bajos instintos o altura de
miras, falsedad o saber estar. Sentimientos que se han cruzado en nuestro
“Kursaal – Nacional”, de un adiós a una bienvenida a una persona, a una ciudad,
a un trabajo o a unas vacaciones. “Hermanas” afronta, de igual modo, a esa
mujer que habiendo dado todo por los suyos, quiere ahora vivir pensando en
ella, también la realidad de las diferentes identidades sexuales, el abandono
de la adolescencia, la independencia, la frialdad o la pasión o ese espacio de
cada cual que tanto reivindicamos. En definitiva historias anónimas en las que
podemos reflejarnos y en medio, aunque sea invisible, el pilar que todos
tenemos en la familia, ese ligazón de tantos momentos tristes o alegres que
estuvo levantado o que aún perdura. Esta obra pone un espejo en el camino de la
vida
Ángel Gil
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