domingo, 6 de febrero de 2011

Nobles de hoy

Si miramos los blasones, D. Quijote es un hidalgo de aldea, perteneciente a la más prestigiosa de sus ramas, los hidalgos de solar conocido, que eran según los convencionalismos de la época, los de más antiguo linaje y de mayor nobleza. Esa época de caballerías degradó a los de ese grupo en beneficio de los labradores ricos y de los burgueses ennoblecidos. Los monarcas de aquel tiempo concedían títulos a aquellos que aportaban tierras reconquistadas. El término marqués era el gobernador y defensor de una parte de la frontera. Hoy en esta España de monarquía sin corte, donde los palacetes antiguos son ahora apartamentos sedes de bancos o de organismos oficiales, y donde nuestro territorio está constitucionalmente definido, estas concesiones regias se han extendido a aquellos que tienen relevancia social o profesional. El Boletín Oficial del Estado recoge en su edición del pasado viernes, que Su Majestad el Rey ha concedido los títulos nobiliarios de marqueses a Vicente del Bosque, Vargas Llosa, Villar Mir y Aurelio Menéndez, para demostrar su Real aprecio en reconocimiento, respectivamente, por el fomento de los valores deportivos y su gran dedicación al deporte, por su extraordinaria contribución, universalmente reconocida, a la lengua y literatura españolas, por una dilatada trayectoria al servicio de España y de la Corona o una valiosa y fecunda labor en el ámbito de la docencia universitaria y de las ciencias jurídicas. La sociedad en la que estamos instalados, merece consideraciones honoríficas, basadas en unos valores, en los méritos alcanzados más allá de una cuna. Muy en particular será bien recibido el del seleccionador nacional de futbol, seguramente porque el reconocimiento antes se lo dio el pueblo. Vicente del Bosque debe ser referente para muchos jefes porque dando ejemplo anima y valora lo que los suyos hacen. Lo es, también, para esos dirigentes que se envuelven en su prepotencia, porque el actúa con sencillez. Y en su sector, para esos que se sientan en el banquillo, o que no paran de pie, al no emplear ni malas palabras ni actuar con chulería, y en cambio templa y domina. Con del Bosque gana la naturalidad y el humanismo llevado al campo de lo profesional. Vargas Llosa tiene planta señorial, la del hablar pausado y de la pluma contundente. Nació a miles de kilómetros, en otro lugar de la amplia comunidad hispana, contribuyendo a engrandecer el español, logrando que día a día tenga más peso, y por todo eso la lengua de Cervantes vuelve a ser Nobel. Menéndez supone para todos los que estudiamos Derecho, la doctrina del mercantilismo junto a Rodrigo Uría. Si hubo un Rey que supo abrir el concepto de nobleza, ese fue Carlos III, y ahora otro descendiente, continúa la senda marcada. Ahora tendré otro tema de conversación pendiente, sobre aquellas veladas en El Limonar, con ese libro abierto de la nobleza, que es mi buen amigo José María Pérez de Ureta, y con todo lo por el vivido en esa Málaga del pasado siglo.

Ángel  Gil

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