domingo, 18 de septiembre de 2016

Identidad melillense

Otro 17 de Septiembre y sumamos eslabones que cruzan el mar. Seguimos mirando al norte, siempre más allá del cabo, origen y destino. Nuestra identidad nace de un sur pero aquí mecemos el quejio al viento de levante y secamos la Andalucía de Infante al poniente africano. Tierra de inmigración, la América para malagueños, alicantinos y oriundos de Almería, allá cuando el Siglo XX rompía con fuerza para colocar espigones con apoyo Real o construyendo ciudad, creciendo por un llano al estilo Pombal. Burguesa Melilla, modernista, secesión o art decó en  fachadas y balcones. Sobre tus aras hay dos religiones… que cantase el poeta. Costumbres sefardíes por las calles del Mantelete mientras el orante silencio hindú se extiende por el Templo de Castelar. Hija de Marte y de Mercurio. Margallo y el Tratado. 1.909, progreso roto con disparos en un raíl. 1.921, socorro de Melilla, heroica Alcántara y Legión. Somos de aquí y de allá, deseamos irnos a la Peni pero como gallegos sentimos morriña. Avenida eterna, repleta de rótulos de tantas tierras que atrás dejaron aquellos que con maletas cargadas de ilusiones arribaron al Muelle y aquí, levantaron comercios e industrias o fueron mano de obra o eran oficinistas o ejercieron la milicia o profesiones liberales. Te imagino madre llegando a puerto, sola, con poco más de veinte años pero demostrándote a ti misma tantas cosas. Atrás quedaba el horno, el Poyo, los madrugones en plena sierra, la Cruz del Pobre, el Limonar y aquellos pequeños, con sus juegos, a los que costaba tanto acostarlos. En un papel guardabas la dirección de una calle de Melilla, cama y mesa te esperaban y un futuro que ya dependía de tus pequeñas manos y de la fe. Ana Riaño decía que “el melillense tiene el alma isleña”… que busca la tierra firme de esas costas del sur. Aquí sumamos fundiendo al que llega en un abrazo y dándole, por veneno, las esencias de Rusadir. Como sirenas que susurren quédate y así tratar de evitar pañuelos al viento cuando el Correo se aleja y las luces de África se apagan. El Rif sigue siendo lo pendiente, otro trozo de moneda al que le cuesta encajar aun en pleno siglo XXI. El nacionalismo melillense, está adormecido, fuera de las listas electorales pero arraigado en el sentir hondo de mujeres y hombres. Siempre dije que su espacio debía desarrollarse y que cuando combativo nos hizo lograr una Autonomía que parecía imposible. Se quedó corta pero no podíamos permitir ser españoles de segunda. El recordado diputado, ya fallecido, Paco Antonio González, decía la Constitución no cruza el Estrecho. Para Benet y Poza eran tiempos de cadenas en el Senado, de apresamiento de pesqueros en nuestras aguas o de la iluminada idea de integrar a Melilla en la Comunidad de Madrid. Melilla, terra nullius, levantada en una noche, de aquel Septiembre del año del Señor de 1.497
Ángel Gil    

domingo, 11 de septiembre de 2016

Victoria del Pueblo


Torre de la Vela, doce del mediodía. Hay silencio por San Miguel, las campanas no repican y tu Templo, Madre, está cerrado. Nada es igual un 8 de Septiembre sin ti junto a tu hijo del Socorro, aquel que entre antorchas dio vida a esta Melilla. Tu  barrio, guarda tu ausencia como si contuviese el aliento o volviese a estacionarse en un siglo que cantase Pío. Ahora vives, por un tiempo, en el Llano, arreglan el hogar que fuiste construyendo junto a tantos melillenses para con ellos ser testigo de alegrías o de un adiós que nunca es eterno. Allí en tu Santuario ¡Cuantos hombres y mujeres compartieron un Sí!, como en Canaa, y a otros, el agua derramada por su cabeza les hizo entrar en el club de los elegidos o se alimentaron del Pan de vida. Falta algo en mi Pueblo. Las cuestas no son tales cuando sabes que María aguarda y aceleras el paso para verla allí en su Camarín, la miras y hablas, callas y observas como ofrece a cada uno a su Hijo y entonces…oras, crees, cantas el himno o te quedas con su sola presencia. Paco Verdugo, con sus palabras, me pintó un día como es María entre las murallas a las seis y media de la tarde de un 8 de Septiembre, y puedo decirles que se quedó corto. Sienta melillense y foráneo a María, compañera del caminar de la vida antes de adentrarse por el túnel que sale al Muelle o mire a la Discípula junto a la Puerta de la Marina para encontrar el consuelo. Son nuestras tradiciones, el legado de nuestros mayores, la fe y que siguen formando parte de nuestra seña de identidad. Nadie puede cambiar las costumbres de esta tierra y menos alguien que estando acogido aquí pretende romper lo que hemos edificado. El Vicario de Melilla, Roberto Rojo, se ha vuelto a equivocar y a ponerse a toda una población en contra. Utilizó la homilía del día de la Patrona para anunciar su deseo de mantener definitivamente a la Virgen de la Victoria en la Iglesia del Sagrado Corazón. He de reconocerle que, por una vez, fue sincero al admitir que desde que llegó a Melilla persiguió ésta idea. Ahora y permítanme que desconfíe  intenta desdecirse ante comentarios de la calle y en las redes sociales que se oponen firmemente a su propuesta al entender que solo trata de quitarnos una herencia arraigada. Su excusa que de esta forma las personas mayores o con movilidad reducida tendrían menos dificultades a la hora de participar en los cultos, se cae por su propio peso, ya que en unas de las mejores medidas adoptadas por Ciudad Autónoma se ofreció durante años un microbús gratuito que prestaba este servicio a personas que lo necesitaban además de una rampa de acceso al Templo.  Rojo olvida que la sede canónica se encuentra en la Iglesia del Pueblo, que existe un Cabildo general que es el órgano soberano de la Congregación y que él como director espiritual, solo tiene voz pero no voto. Al Vicario solo le resta cumplir los Estatutos de la Congregación, aprobados por el Obispado y que el mismo ratificó, expresando la voluntad de los congregantes y el deseo de los melillenses. Como miembro de la Iglesia y si me admite Sr. Rojo una propuesta, empiece a animar la fe de todos y mas allá de este año, sea con su ejemplo misericordioso, que sus palabras no suenen a huecas oídas en una homilía, no siga obstinado en vetar sin motivo a personas que solo hacen una labor social. S.S. el Papa Francisco nos habla de tener abierta la Iglesia a todos sin distinción. Deje de pasar a las efemérides solo por ser quien trasladó, unilateralmente, a la Patrona de su casa, sería un triste legado. Aún ésta a tiempo de escuchar a su comunidad, cambie su No a la Iglesia del Pueblo por un feliz retorno de la Madre. En cada hombre y mujer de ésta tierra está escrita su Victoria
Ángel Gil