Aquel muñeco pintado de blanco que cobraba vida en
una pizarra, hoy se ha quedado solo sin su autora y sin su profe. Se llama “Tres
pelos”, guarda la línea sin llegar a la anorexia y era el que, desde la
superficie del encerado, escuchaba a Sor Mayra y tal vez sabía antes que nadie
que problemas o ecuaciones caerían en los exámenes de matemáticas y la solución
a ellos. Fue viajero, lo mismo lucía en las aulas melillenses que allá donde la
Hermana fuese destinada. Seguro que, “Tres pelos”, resurgió en Santo Domingo,
al otro lado del Atlántico, recreado de la mano de Sor Mayra para pintar alguna
sonrisa morena. Esta religiosa de las hermanas franciscanas de los Sagrados
Corazones emprendió allá donde un día nació su viaje más largo a mediados de
Septiembre. Estoy convencido que en la tarde de su vida cuando haya llegado a
las puertas del Cielo, San Pedro le ha permitido que pase con un pizarrín y su
“Tres pelos” y aun ligera de equipaje habrá superado cum laude el examen del amor.
Tuve la suerte de conocerla allá por el 2.006 y de apreciar como abría las
puertas de su casa y de su corazón para escucharte y darte un fraterno consejo.
Conectamos de inmediato y jamás me dejó indiferente. Aquella frase de la Beata
Madre Carmen «Cuando
miro al cielo, se acrecientan mis deseos de ir por esos mundos a enseñar a las
almas a conocer y amar a Dios» lo hizo suyo Sor Mayra. De mente abierta era de esas religiosas que no están
en la vida para ser espectadoras sino para implicarse con otros e ir sembrando las
enseñanzas del hombre más importante de la historia del mundo. Su sonrisa y ese
acento dulce de su Santo Domingo natal iba regalándolo a quienes se encontraba
en su camino. Y este le condujo un día a Melilla para permanecer muchos años en
el colegio de las monjas de la calle Lope de Vega y en el de la carretera de
Farhana. Su paso firme de mujer recta aún parece resonar en los pasillos tatareando
como siempre Quisqueya, el nombre taino de su vieja isla. Muchas generaciones
melillenses se han fascinado con aquel muñecote de limpia y amplia frente que
cada mañana servía para despertar a los alumnos con su sonrisa o con su enfado.
Este verano Yanka, Edison y sus hijos, una querida familia del Colegio, volvieron
por vacaciones a la República Dominicana y fueron a visitar a Sor Mayra. Le
llevaron objetos personales de melillenses y entre ellos una carta nuestra y
fotos. Yanka nos envió por whatsapp las que se hicieron con ella. Aun en la
pantalla del móvil transmitía un halo de bondad de un ser especial que pasó a
nuestro lado haciendo el bien. Ángel Gil
domingo, 24 de septiembre de 2017
domingo, 17 de septiembre de 2017
Melilla 520
Sabe a sal en los largos meses de estío. Con ese
Levante que, recorriendo sus calles, hace que nos pese hasta el cuerpo o con
ese Poniente, anhelado, donde el salitre queda pegado a su piel. Melilla entre
vigías, desde el torreón al Gurugú, desde Victoria grande a San Carlos.
Centinela avanzada de todo un continente. Un Ángel cuida en el camposanto el
sueño de los héroes. Mole rojiza que emerge desde el Cabo. Codiciada la
engendraron, abandonada la reconstruyeron y deseada fue mirada desde fenicios o
romanos. Por Sanlúcar un Duque la quiso y allá en el promontorio levantó
almenas como un escenario para que los espectadores de más allá del rio creyeran
que el mismo diablo y en una noche fue capaz de elevar una fortaleza. Melilla española
de sentir isleño. Sola estabas y aún sola eres capaz de ser humanitaria,
caritativa y victoriosa de asedios, terremotos, Estatuto o de las escaseces de
la vida. Entre por la Puerta de la Marina, ahí los siglos se paran. Contemple
el agua callada en un aljibe, mire la grafología del cantero en la piedra y
cruce por Santiago que siempre cerró su puente hacia la Alafía. Vieja Melilla
del Baluarte de la Concepción, de la Calle Alta o del Horno. Asómese a la
inmensidad del mar por el Bonete, ore en la Purísima, admire como en el
Convento un puñado de valientes doceañistas fueron conminados por redactar una
Constitución y otros siguieron haciendo gestas refugiados en una cueva. Y ya con
los ojos cerrados y ataviado de época camine por el Paseo de la Parada. Aquí
nació Arrabal. Melilla modernista en el Llano. Enrique Nieto insufló de vida el
trazado modélico de un centro diseñado por ingenieros militares. Edificios
burgueses mezcla de la escuela de Gaudí con la secesión vienesa o el art decó. Llénese
de Melilla desde el Parador. Esta Ciudad es la suma de todos en quinientos
veinte años de historia. Salvador Rueda se anticipó al cantar que Melilla
creció al calor de los rezos desde opuestas bendiciones y enamorados corazones.
Mire al cielo en el Parque Hernández y contemple la explosión de palmeras o lea
un libro mientras el agua cae lenta en una de sus fuentes. Aquí nació Miguel
Fernández. Y pinto con palabras… desde el dulce abrazo, de nostalgia sureña su
castellana entraña, cal andaluza, rosa de aquel niño que en la orilla, soñando
en amor, cantó en Melilla. ¡Felicidades!.
Ángel
Gil
miércoles, 13 de septiembre de 2017
Maria y Victoria
María vuelve a encontrarte en esa acera donde cada 8
de Septiembre te busca. Guerrero Strachan ni soñar pudo que una Virgen galeona
cruzase el umbral de su obra. Aquella que quisieron llevarse a América arribó a
estas costas para estacionarse en los siglos. Mientras el Himno nacional suena
las campanas tañen en tu corazón, tanto como el escalofrío que te recorre por
dentro al verla descender los peldaños. Ahí la tienes, se mezcla con la familia
que crece, con ese niño que vuelve a buscar el calor de la Madre o con el
anciano que solo, mira desde el bordillo al Sí hecho Trono. ¡Victoria es luz,
sentimiento y fe!. No es tradición porque entonces se confunde lo sagrado con
la costumbre. Y los edificios modernistas se vuelven retablos al aire. Los tallos
de sus fachadas o las flores en piedra observan el paso lento de quien nos
trajo la Vida. Fray Fernando Linares, nos dice: “cierta antropología religiosa
interpreta las procesiones como el acto por el cual el pueblo arranca la imagen
venerada del ámbito de lo sagrado y del poder del Clero, para pasearla por el
ámbito de lo secular. Para los cristianos esos ámbitos no están separados desde
el momento en que el Dios humano lo ha sacralizado todo. En la procesión, Clero
y demás fieles unidos, y no enfrentados, exponen por la ciudad a la
contemplación esta Reina que nos dice: yo he alcanzado mi meta… que es la
plenitud de unión con mi Hijo, ahora a vosotros os toca alcanzar la vuestra.
Por eso Ella es el trono de Cristo, la oferente del Salvador a todos sus
hermanos”. Cae la tarde y Ella sigue siendo esa compañera en el caminar. Las
calles estrechas de la Vieja Melilla siguen en aquel que sufre el paro o los
túneles de una enfermedad encuentran su salida en la salud que a ti Madre te
seguimos implorando. ¡Victoria guía nuestra misión diaria!, vuelve a darnos el
buen consejo. Plaza de España o el abrazo fraternal de todos, sin que podamos
excluir a nadie o mirar con odio al que es diferente o no piensa igual que
nosotros. La Avenida es esa recta de los buenos momentos de la vida. María
siempre sigue aunque no la miremos o cuando incluso la olvidamos. En el llano
debemos prepararnos para volver a subir cuestas o cuando una piedra se cruza o
una zancadilla nos vuelve a hacer caer. ¡Madre protectora de este Pueblo, en
asedios, terremotos o epidemias!. Cada mañana del 8 de Septiembre los
melillenses te agradecemos con la renovación del juramento y te volvemos a
hacer Patrona. Que abramos las puertas y jamás las cerremos con una palabra o
una acción frente a otro. Haznos misioneros por la vida y que por El seamos
ejemplo. Hoy sigo buscando la misericordia. Cantamos el Himno de la Patrona de
José Beltrán y cojo tu mano. Miro a
María desde aquel lejano día en que me senté en los bancos de la Iglesia de la
Purísima siendo aun un niño, entonces y siempre tú sigues siendo nuestra
Victoria
Ángel Gil
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