Al borde de la Nacional IV, en una
casona, la luz de neón, con la palabra club, se enciende y apaga
intermitentemente, hay coches en la puerta y más atrás, camiones que hacen la
ruta de Andalucía. Cae la noche y el cielo presenta ese tono violeta después del
rojo ardiente del atardecer. Las ventanas del primer piso son un elemento
decorativo para romper la estética de un paredón, que podría parecer
deshabitado. La puerta de entrada permanece cerrada, solo la mirilla supone el
contacto con el mundo exterior. Un hombre toca el timbre, su aspecto es serio y
está algo nervioso, como si fuese la primera vez, parece que va por trabajo. En
el curso que le acaban de dar sobre comunicación les han enseñado como debe
comportarse un inspector de hacienda cuando entra en un local de alterne. Es complicado que alguien llegue a declarar
que frecuenta ese tipo de negocios, ya sean hombres o mujeres, y también que
den información sobre su propia orientación sexual. Los inspectores están dando
los primeros pasos. Deberá conocer qué servicio es el que demanda el cliente y
si algo conlleva exenciones fiscales. Por su cabeza ronda que, aún, esta
sociedad puede perdonar la visita a un casino antes que la que se hace a una
casa de contactos. Piensa, mientras la madame le atiende, en como subirán en
España las demandas por divorcio cuando aparezca una factura muy detallada con
el logo de dos copas entrelazadas y el nombre del local, “El vagón del deseo”.
Precio del servicio y consumiciones, fecha y hora. Pero bien sabe que, de
acuerdo con un reglamento comunitario de obligado cumplimiento, en 2.016 los
estados miembros de la UE deberán incluir en las plantillas que periódicamente
remiten al Eurostat el valor aproximado de una actividad no declarada hasta
ahora, la prostitución. Menudo papelito estoy haciendo, piensa él, cuando ya se
acerca la que manda en todo esto, y le dice: querido inspector, soy Irma, ¿qué
le trae por aquí?. ¿Las facturas de mi equipo?. Aquí las tiene, pero creo inspector que su Agencia deberá de poner
más casillas, porque en esta casa nuestro género es variado y los servicios
amplios. Las/los chicas/ chicos, antes de bajar al salón, se tienen la lección
bien aprendida, y es que el precio va siempre con IVA. Pero ¿les aplico el 23
%?. Una sugerencia deberían darnos unos talleres específicos para saber
rellenar el impreso, yo al menos lo he propuesto a mi asociación de empresarios
del sector, y es que andamos perdidas. ¿Cómo tributamos los juguetes? ¿Si se
compran? ¿si se alquilan?. Aquí querido inspector somos tan avanzados que
ofrecemos un servicio de leasing, para ofrecer lo último porque ya sabe que la
competencia es muy dura. Mientras se despide de Irma le viene el recuerdo de
aquella letra de Perales, samaritanas del amor, esas chicas alegres de la calle
que derraman perfumes en la noche, que van dejando el corazón entra la esquina
y el café, esas muñecas que dan a cambio de una flor, el alma
Ángel Gil