domingo, 15 de junio de 2014

Un inspector en la mancebía

Al borde de la Nacional IV, en una casona, la luz de neón, con la palabra club, se enciende y apaga intermitentemente, hay coches en la puerta y más atrás, camiones que hacen la ruta de Andalucía. Cae la noche y el cielo presenta ese tono violeta después del rojo ardiente del atardecer. Las ventanas del primer piso son un elemento decorativo para romper la estética de un paredón, que podría parecer deshabitado. La puerta de entrada permanece cerrada, solo la mirilla supone el contacto con el mundo exterior. Un hombre toca el timbre, su aspecto es serio y está algo nervioso, como si fuese la primera vez, parece que va por trabajo. En el curso que le acaban de dar sobre comunicación les han enseñado como debe comportarse un inspector de hacienda cuando entra en un local de alterne.  Es complicado que alguien llegue a declarar que frecuenta ese tipo de negocios, ya sean hombres o mujeres, y también que den información sobre su propia orientación sexual. Los inspectores están dando los primeros pasos. Deberá conocer qué servicio es el que demanda el cliente y si algo conlleva exenciones fiscales. Por su cabeza ronda que, aún, esta sociedad puede perdonar la visita a un casino antes que la que se hace a una casa de contactos. Piensa, mientras la madame le atiende, en como subirán en España las demandas por divorcio cuando aparezca una factura muy detallada con el logo de dos copas entrelazadas y el nombre del local, “El vagón del deseo”. Precio del servicio y consumiciones, fecha y hora. Pero bien sabe que, de acuerdo con un reglamento comunitario de obligado cumplimiento, en 2.016 los estados miembros de la UE deberán incluir en las plantillas que periódicamente remiten al Eurostat el valor aproximado de una actividad no declarada hasta ahora, la prostitución. Menudo papelito estoy haciendo, piensa él, cuando ya se acerca la que manda en todo esto, y le dice: querido inspector, soy Irma, ¿qué le trae por aquí?. ¿Las facturas de mi equipo?. Aquí las tiene, pero  creo inspector que su Agencia deberá de poner más casillas, porque en esta casa nuestro género es variado y los servicios amplios. Las/los chicas/ chicos, antes de bajar al salón, se tienen la lección bien aprendida, y es que el precio va siempre con IVA. Pero ¿les aplico el 23 %?. Una sugerencia deberían darnos unos talleres específicos para saber rellenar el impreso, yo al menos lo he propuesto a mi asociación de empresarios del sector, y es que andamos perdidas. ¿Cómo tributamos los juguetes? ¿Si se compran? ¿si se alquilan?. Aquí querido inspector somos tan avanzados que ofrecemos un servicio de leasing, para ofrecer lo último porque ya sabe que la competencia es muy dura. Mientras se despide de Irma le viene el recuerdo de aquella letra de Perales, samaritanas del amor, esas chicas alegres de la calle que derraman perfumes en la noche, que van dejando el corazón entra la esquina y el café, esas muñecas que dan a cambio de una flor, el alma
Ángel Gil

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