domingo, 1 de junio de 2014

Con maleta y sin naviera

El melillense es viajero desde la cuna y tal vez, por eso, si hiciéramos un sondeo saldría que es el español que sabe hacer en menos tiempo una maleta. Tiene el corazón partío porque es de aquí pero es de allá. Sueña con la Península pero echa de menos la tierra. Hace muchos años nos casamos por monopolio con Trasmediterránea, hasta que el mar nos separe. Era la única, y no cabían filtreos, es cierto que se miraban otros mares donde surcaban otras, pero… nosotros fieles, no había más que la Trasme, aun con el espacio hecho unos zorros, moviéndose en temporales, siendo malqueda y tardona. Ella, ella y solo ella. ¿Qué pasó cuando el monopolio se rompió? Entonces la venda se cayó bajo la farola del mar y fuimos seducidos por una canaria que es limpia, rápida, nos hace ahorrar, nos puso casa de estreno y hasta bus. Y solo la decimos no te vayas nunca porque, yo sin ti, seré una lágrima salada, seré un pasajero que se apaga en el silencio de la nada, si te vas. Ahora desde la orilla vemos agua, solo agua, el efecto isla se acrecienta y estamos como Robinson y eso que las líneas son de interés, nosotros preparados con la maleta a ruedas y nada, en el paro viajero. Maldito parné que tan mal no estamos pero…, solo nos queda la incertidumbre, ¿un nuevo pliego?, ¿habrá prorroga?. Aquí nos pasa como cuando nos caían suspensos en el cole, llegábamos a casa y después de entregar el boletín con la parrafada consiguiente, decíamos aquello de también le han suspendido a B, C y D. Que más dará, si nosotros tenemos que resolver el problema. Pero aquí no vale vender humo, ni la escusa de juegos de engaño a última hora, ni dejemos lo que hay, aun con barcos que superan los quince años de antigüedad, solo necesitamos que nos aseguren que barcos habrá, que los puertos conseguidos no se perderán, o que el bolsillo del viajero no soportará mas subidas, estando a la altura del Siglo XXI, donde se potencia, entre otras cosas, la alta velocidad en el mar. Son derechos adquiridos en los que sin dejar de potenciar el transporte aéreo no puede dejarse en el olvido el marítimo. Precisamente cuando, además, es utilizado para una parte muy sustancial del abastecimiento de Melilla. Precisamente por todo esto existe preocupación entre la población ante lo que el futuro nos deparará. El momento en que, de nuevo, hemos conocido que el concurso del contrato marítimo ha quedado desierto, no es el mejor ante unas vacaciones, las de verano, donde se producen la mayor parte de los desplazamientos anuales. Solo esperamos que la incertidumbre que hoy tenemos sea felizmente resuelta, que podamos seguir contando con un médico a bordo y que la travesía nocturna no se pierda, ya que es la más demandada por el viajero. El cual, hoy, se encuentra con sus vacaciones planificadas, la maleta hecha y unas navieras con interrogantes
Ángel Gil

No hay comentarios:

Publicar un comentario