Torre de la Vela, doce del mediodía. Hay silencio por San Miguel, las
campanas no repican y tu Templo, Madre, está cerrado. Nada es igual un 8 de
Septiembre sin ti junto a tu hijo del Socorro, aquel que entre antorchas dio
vida a esta Melilla. Tu barrio, guarda
tu ausencia como si contuviese el aliento o volviese a estacionarse en un siglo
que cantase Pío. Ahora vives, por un tiempo, en el Llano, arreglan el hogar que
fuiste construyendo junto a tantos melillenses para con ellos ser testigo de
alegrías o de un adiós que nunca es eterno. Allí en tu Santuario ¡Cuantos
hombres y mujeres compartieron un Sí!, como en Canaa, y a otros, el agua
derramada por su cabeza les hizo entrar en el club de los elegidos o se alimentaron
del Pan de vida. Falta algo en mi Pueblo. Las cuestas no son tales cuando sabes
que María aguarda y aceleras el paso para verla allí en su Camarín, la miras y
hablas, callas y observas como ofrece a cada uno a su Hijo y entonces…oras, crees,
cantas el himno o te quedas con su sola presencia. Paco Verdugo, con sus
palabras, me pintó un día como es María entre las murallas a las seis y media
de la tarde de un 8 de Septiembre, y puedo decirles que se quedó corto. Sienta melillense
y foráneo a María, compañera del caminar de la vida antes de adentrarse por el
túnel que sale al Muelle o mire a la Discípula junto a la Puerta de la Marina
para encontrar el consuelo. Son nuestras tradiciones, el legado de nuestros
mayores, la fe y que siguen formando parte de nuestra seña de identidad. Nadie puede
cambiar las costumbres de esta tierra y menos alguien que estando acogido aquí pretende
romper lo que hemos edificado. El Vicario de Melilla, Roberto Rojo, se ha
vuelto a equivocar y a ponerse a toda una población en contra. Utilizó la
homilía del día de la Patrona para anunciar su deseo de mantener
definitivamente a la Virgen de la Victoria en la Iglesia del Sagrado Corazón.
He de reconocerle que, por una vez, fue sincero al admitir que desde que llegó
a Melilla persiguió ésta idea. Ahora y permítanme que desconfíe intenta desdecirse ante comentarios de la
calle y en las redes sociales que se oponen firmemente a su propuesta al
entender que solo trata de quitarnos una herencia arraigada. Su excusa que de
esta forma las personas mayores o con movilidad reducida tendrían menos
dificultades a la hora de participar en los cultos, se cae por su propio peso,
ya que en unas de las mejores medidas adoptadas por Ciudad Autónoma se ofreció
durante años un microbús gratuito que prestaba este servicio a personas que lo
necesitaban además de una rampa de acceso al Templo. Rojo olvida que la sede canónica se encuentra
en la Iglesia del Pueblo, que existe un Cabildo general que es el órgano
soberano de la Congregación y que él como director espiritual, solo tiene voz
pero no voto. Al Vicario solo le resta cumplir los Estatutos de la
Congregación, aprobados por el Obispado y que el mismo ratificó, expresando la voluntad
de los congregantes y el deseo de los melillenses. Como miembro de la Iglesia y
si me admite Sr. Rojo una propuesta, empiece a animar la fe de todos y mas allá
de este año, sea con su ejemplo misericordioso, que sus palabras no suenen a
huecas oídas en una homilía, no siga obstinado en vetar sin motivo a personas
que solo hacen una labor social. S.S. el Papa Francisco nos habla de tener
abierta la Iglesia a todos sin distinción. Deje de pasar a las efemérides solo
por ser quien trasladó, unilateralmente, a la Patrona de su casa, sería un
triste legado. Aún ésta a tiempo de escuchar a su comunidad, cambie su No a la
Iglesia del Pueblo por un feliz retorno de la Madre. En cada hombre y mujer de
ésta tierra está escrita su Victoria
Ángel
Gil
Con todo mi respeto al Sr. Vicario. Máximo representante de la Iglesia Católica en nuestra Ciudad de Melilla. ¿ Quien es el para atribuirse unos derechos o...llamémosle sugerencia, de que nuestra Patrona de Melilla salga de su casa ?. Acaso ha contado con la opinión popular para que los melillenses podamos opinar y decidir si sería bueno dejar huérfana de madre a nuestra Iglesia del Pueblo y a sus feligreses. Veo que como la ignorancia es muy atrevida. Él se ha tomado por su cuenta una decisión y no precisamente muy acertada.
ResponderEliminarCon todo mi respeto al Sr. Vicario. Máximo representante de la Iglesia Católica en nuestra Ciudad de Melilla. ¿ Quien es el para atribuirse unos derechos o...llamémosle sugerencia, de que nuestra Patrona de Melilla salga de su casa ?. Acaso ha contado con la opinión popular para que los melillenses podamos opinar y decidir si sería bueno dejar huérfana de madre a nuestra Iglesia del Pueblo y a sus feligreses. Veo que como la ignorancia es muy atrevida. Él se ha tomado por su cuenta una decisión y no precisamente muy acertada.
ResponderEliminarY a qué se debe esa absurda decisión ?
ResponderEliminarEse vicario ¿busca tensar el ambiente en vez de poner paz?
Me da igual que sea el Vicario y representante principal de la Iglesia, en Melilla. Si él NO respeta, yo no le debo respeto alguno, por muy vicario que sea.
No me extraña que los jóvenes y menos jóvenes, se aparten cada día más, de la Iglesia.