domingo, 3 de abril de 2011

Carmelo Martínez Lázaro

          
Cumplir veinticinco años como empresa no es nada fácil, detrás hay incertidumbres, satisfacciones, momentos buenos y otros para olvidar, pero de todos se aprende y el tiempo tal vez los minimiza o les da su justa medida. Una empresa melillense hecha aquí y al servicio de esta tierra, Carmelo Martínez Lázaro, servicios integrales, cumple un cuarto de siglo. En la celebración de hace unos días se hablaba del insomnio de los empresarios, por cierto aún no tenida en cuenta como enfermedad laboral, de las iniciativas para crear puestos de trabajo, de aquellos que confiaron en el proyecto, y del esfuerzo de la familia, que ha estado ahí para tirar hacia delante. La vida empresarial no es tan fácil como algunos creen, aquí no valen las ocho horas al día de Lunes a Viernes, y si no corrígeme Carmelo, o los Domingos de descanso, porque incluso esos días el Jefe va a la nave, ni tan sencillo como esa frase hecha que dice, que nadie me manda, es cierto pero con todas las obligaciones y riesgos del mundo. Tal vez la palabra más exacta para definir, a quien como Carmelo Martínez Lázaro se dedica a ello, sea la de emprendedor, y generador de puestos de trabajo, en concreto son más de ciento cincuenta trabajadores, de media al año, los que han encontrado empleo estable en esta empresa, este dato con la que está cayendo, es en sí mismo un triunfo, que cuesta y que es producto del esfuerzo. El cual nace de una buena dirección que infunde en los demás ánimos y ganas, y son éstos, sus trabajadores, lo mejor de su capital. Desde 1.986 esta empresa ha ido subiendo peldaños con buenos cimientos para terminar posicionándose en referencia dentro de su sector. Ha innovado, y de esta forma, ha sido la primera empresa melillense que ha incorporado la energía eléctrica a su flota de vehículos. Ha alcanzado la calidad, y así las certificaciones lo acreditan, como garantes para proveedores, usuarios y clientes en un mundo tan competitivo como el que vivimos.  Carmelo Martínez Lázaro ha tenido un espejo donde mirarse, el de su padre José Luís Martínez Canovaca, ejemplo de hombre hecho a sí mismo, de empresario ejemplar que, con su esfuerzo, dirigió otra nave siempre a buen puerto por muchos vientos que soplasen. Le eche de menos, pero allí estaba, en la celebración, su mujer, Conchita. En el recuerdo de estos veinticinco años se encuentra el accidente aéreo de Pauknair y como esta empresa dio cobertura desde el principio a todo aquello que se le demandaba, con un importante coste anímico. Carmelo Martínez Lázaro representa a ese caballero dentro y fuera de la oficina, a quien mejor le queda una teba y con ese toque de humor, tan necesario para el día a día. He querido dejar para el final a la familia que ha creado, a sus hijos Eugenia, Julia y Carmelo, a quienes les dará, dentro de mucho ese testigo, y a su mujer, Juli, puntal y apoyo en lo profesional y personal. También de esa otra familia, la de la empresa, a Paulino, otra gran persona que siempre está a su lado. Felicidades Carmelo por tus primeros veinticinco años al frente de la empresa, en la fiesta aniversario de hace unos días volviste a cosechar el éxito.

Ángel Gil

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