miércoles, 7 de diciembre de 2011

Avenida peatonal

Estamos a punto de cruzar la frontera que limita la normalidad con la Navidad. La semana que mañana empieza huele a turrón, comienzan a prepararse las cestas y en muchos hogares melillenses se montan los belenes y los árboles, mientras las balconeras anuncian la feliz llegada de un Niño. Ayer sábado, el centro de Melilla recobraba el lugar que le corresponde, a pesar del éxodo, más personas en los comercios y en las calles, sin duda por las fechas pero que no debe ser solo por la estación. Por eso la propuesta de peatonalizar la Avenida los viernes que la Asociación de Comerciantes de Melilla (ACOME) hace a la Ciudad Autónoma, llega en buen momento y sin duda serviría para reactivar el casco comercial de la Ciudad. Si me lo permiten lo extendería a toda la Navidad desde el puente de la Inmaculada hasta el seis de Enero y así se podría estudiar el impacto económico que para el empresariado local puede tener esta medida. Me contaban en casa que cuando la Avenida fue peatonal era un punto de reunión de familias, en torno sobre todo a locales, como el Zaragoza, el Buen Gusto, el Nekor, el California y el Canarias, sin olvidarnos de los cercanos Metropol y Gambrinus. Otras provincias ya dieron el paso de peatonalizar zonas o calles concretas, como es el caso de Logroño, Málaga con su calle Larios o Madrid con Preciados y Carmen. El comercio es el mejor pulso que puede tomarse a una ciudad y la vida que antes tenía, no solo la Avenida, sino el resto del centro, hoy se ha perdido. Los domingos, que esos sí conocí, distan mucho de los de ahora, la ruta de la restauración transcurría por el Imperial, Victoria, Savoy, Caballo Blanco, Piscis, Tropical Rudi o los bocadillos de Casa Solis. Entonces, también es cierto, existía la mili, aquel gran motor para la economía melillense. En nuestra época da la sensación de una ciudad fantasma, sin apenas tráfico, con todo cerrado y con muy pocas personas caminando. La implantación de las franquicias supuso un revulsivo para la tarde de los sábados, lo que ha llevado a la apertura de cafeterías. Nadie mejor que los empresarios conocen cuales pueden ser las medidas para cambiar la situación actual, entre otras muchas razones porque son ellos los que arriesgan un capital. También ACOME apuesta por la implantación de la zona azul, con la idea de una rotación para ciento veinte plazas de aparcamiento. Hace ya unos meses dos empresarios locales me comentaron la propuesta acerca de derribar los muros del Parque Hernández, con el fin de integrar ese espacio verde en el centro de Melilla. Iniciativas de este tipo siempre son bienvenidas sobre todo porque supondrían volver a recuperar una vida que nunca debió de perderse en nuestro escaparate principal, como es la zona centro. Es esta la que, tanto para los melillenses como para los que nos visitan, debe ser tomada como indicativo de salud económica. Una Avenida peatonal servirá para potenciar la comunicación, hacer ejercicio, dejar el dinero, también aquí, y en definitiva dar vida a la Ciudad
 Ángel  Gil    

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