domingo, 18 de diciembre de 2011

Casa Real y comunicación

En estas últimas semanas no se deja de hablar sobre una de las instituciones mas valoradas por los españoles, la monarquía. La conducta no ejemplar de Iñaki Urdangarin, como así fue calificada por Palacio, y destapada por la prensa, está salpicando a la Familia Real hasta extremos insospechados. Sin duda que el silencio, cuando no la tardanza de comunicados por parte de Zarzuela, tal vez esperando que el protagonista hablara, solo ha conseguido sembrar dudas y aumentar los rumores en la calle. En estos casos la discreción no vale absolutamente para nada, en cambio es más aconsejable un paso hacia delante que aplicar la política del avestruz. Parece increíble que la Casa de Su Majestad el Rey no haya aplicado correctamente una adecuada estrategia de comunicación. La rapidez de reflejos es sin duda la mejor receta ante situaciones de este tipo, que se conocen en el argot de la comunicación, como de crisis. Una monarquía como la nuestra, distinta de otras de nuestro entorno que han sido objetivo por sus escándalos, no debe caer, por algo ajeno, en la posición que ahora va teniendo. Su Majestad, seguramente ya en el límite, decidió esta semana eliminar de la agenda oficial de la Familia Real a Urdangarín, dejando bien claro que él es quien marca el rumbo, más allá del viaje de la Reina a Washington, en medio del huracán, con foto incluida. El catedrático de Derecho constitucional, Jorge de Esteban, reivindicaba de nuevo hace pocos días en un diario nacional, la necesidad de aprobar una Ley Orgánica sobre la Corona  que regule el funcionamiento trasparente de la Casa y las posibles funciones y deberes de la Familia Real. Para el mencionado profesor, de estar rigiendo esta norma, hoy no estaríamos con una situación tan delicada. Se han producido igualmente filtraciones que aseguraban que las infantas iban a quedar excluidas de la Familia Real, situación que además de no ser legal nos llevaría a un contrasentido, y es que somos la única monarquía europea que todavía no ha hecho la reforma para permitir que la mujer primogénita prevalezca sobre un hombre nacido después. Y continuando con comunicados recientes, el emitido en horas nocturnas, por Iñaki Urdangarin, cometió dos errores, el primero al acusar a la prensa del daño causado a la Casa Real y el segundo, al hablar de sus actividades privadas, ya que cualquier miembro de la Familia Real, no puede dedicarse a negocios como si fuera una persona cualquiera. Una imprescindible labor de comunicación efectiva pondría en claro situaciones como las que comentamos y que están ocasionando que se hable muy en particular de la Infanta Doña Cristina y de Su Majestad el Rey, y en general de la Monarquía, lo cual puede poner en interrogante el futuro de la institución. Todos somos inocentes hasta que no se demuestre lo contrario, pero igualmente con todo el respeto a las leyes, la prensa debe ejercer libremente el constitucional derecho a la información
 Ángel  Gil   

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