domingo, 24 de junio de 2012



Susurros, hipercor y TC

A la hora que escribo, España está pendiente del partido frente a Francia. Al momento en que usted, amable lector o lectora, mira esta columna, ya sabe que España ha derrotado a los galos. La noche de San Juan nos purificó. En Barcelona hace veinticinco años unos asesinos etarras mataron a veintiuna personas en el Centro comercial Hipercor. Esta semana el Tribunal Constitucional ha legalizado el partido de ETA. Por seis votos frente a cinco, Sortu ya puede presentarse a las elecciones. Gracias les darán a Pascual Sala, Elisa Pérez Vera, Eugenio Gay, Pablo Pérez Tremps, Adela Asúa y Luis Ignacio Ortega. El Fiscal general del Estado, Torres Dulce se ha mostrado frustrado. Y es que sigue sin haber nada nuevo bajo el sol. De todos modos, el Tribunal de Derechos Humanos nos recuerda que todo sistema democrático tiene no solo el derecho sino, sobre todo el deber de defenderse de quienes quieren destruirlo. Aquí mientras, el Tribunal Constitucional sigue sin entenderse con el Supremo y ya aparecen voces, absolutamente autorizadas, como la de Esperanza Aguirre o mi profesor de Derecho Penal, el ex fiscal Ignacio Gordillo, que hablan de su desaparición para integrarse en el Supremo como una nueva Sala. Otro, de nombre Pascual, merece la renovación, que ya es demasiado tiempo. Cuando lleguen las elecciones al Parlamento vasco, y los resultados deparen las consecuencias que nos tememos, surgirán voces arrepentidas, pero será ya tarde. Somos adultos y hemos visto demasiado para ser tan inocentes. Los que no lo son tanto son los de la Universidad del País Vasco que planean marcar a todos aquellos que hablan vascuence y a los que no, nos pondrán un personal que nos susurrara al oído. ¿Y qué será?, la música de la chica de Ipanema, que por cierto cumple cincuenta años o las letras de Alejandro Sanz o Pasión Vega. No, será para estigmatizar a los que solo hablen castellano, como si volviésemos atrás con aquella estrella que los nazis colocaron a los judíos. Un recuerdo para el diplomático español, Ángel Sanz Briz, que fue nuestro embajador en Hungría durante la Segunda Guerra Mundial, y que salvo a más de cinco mil hebreos del exterminio de Hitler. Volviendo al saber y la ciencia, eso es lo que debe difundirse dentro de las aulas universitarias, también la innovación, nada que ver con estos que prefieren no salir de la aldea y seguir mirándose el ombligo. Los que sí tienen alturas de miras y talento son María San Gil y Jaime Mayor Oreja que ya avisaron de todo lo que estaba por llegar. Y acertaron. No me gusta lo que quieren imponer desde el norte en sus clases. Nos tendremos que ir mejor a Montana a buscar a Robert Redford, aquel vaquero con mucha historia detrás que tenía una facultad, casi innata, y que supo ser el hombre que susurraba a los caballos
Ángel Gil

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