domingo, 13 de enero de 2013


AVE a Melilla
Esta semana hemos mirado con cierta envidia, siempre sana, la llegada del AVE a Figueras que conecta con Francia. Con esa entrada silenciosa en las estaciones, algunos con morro de pato, que, ahora sí, lentamente, se dejan notar a su paso, mientras en su interior se toman un café, leen el periódico o departen en animada charla. Dentro de poco será posible viajar de Madrid a París en diez horas. Alta velocidad fuera y dentro, una existencia a pequeños sorbos disfrutada. Es la vida con la p de progreso escrita en sus raíles y el milagro de la comunicación. Estos días hemos conocido los testimonios de personas que son sus usuarios, desde quienes van a estudiar a quienes aparcan sus vehículos porque la nueva opción es mas económica y se dirigen a sus trabajos o de ocio. Ponga usted la utilidad que precise y súbase. Cuando escuché lo que valía un billete, veinte euros por hora de trayecto, lo compare, con lo que aquí pagamos para volar. Y que quiere que le diga, seguro que compartimos pensamientos. No me valen los costos, la macroeconomía, el mar de por medio, el combustible, todo eso son simples paroles, paroles. Desde el momento en que un precio te limita un uso de primera necesidad es que algo falla, y cuando unos ciudadanos son asimétricos, hay que plantearse las reformas para que unos no sean ni más ni menos que otros. Aquí en Melilla tenemos la maldita costumbre de que las cosas son así, se paga y listo, olvidándonos que la ciudadanía conlleva unos derechos que muy pocas veces sabemos reivindicar. En los discursos de la inauguración del AVE se ha hablado de un logro de todos y para todos, de un ejemplo de hacer país o de su vertebración. Llámelo como quiera, pero si una cosa tenemos que tener clara es que nadie puede ir contra el progreso o si quieren anclarse en unos mínimos debido a una situación geográfica. El AVE a Melilla, es la traducción de Aviones Económicos, para que los que aquí residimos podamos viajar y los no residentes, vengan mas, gracias a precios ajustados. Para esto que aquí exponemos solo hay que tener voluntad. Se lleva años reivindicando la bajada de tarifas y ante esto, la temible palabra pero. Que es un no, pero en diplomático. Si conseguimos AVE a Melilla ya no hablaremos de aislamiento o de efecto isla, podremos movernos con libertad para lo que usted desee. Y también, hasta aquí llegaran, otros que no nos conocen, aquellos que un día dejaron la tierra natal o a la que vinieron a trabajar, además de más inversiones. No es una quimera es romper un mal que se convirtió en endémico. Esta semana hemos recibido con una alegría convertida en muchos clics al ratón y otros tantos a la web, de unos billetes de avión a precios reducidos, para volar al destino que queramos. Que pronto logremos ese AVE a Melilla sin límites en el calendario. Vamos a lograr un recorte drástico al que nadie se opondrá, el del precio del billete de avión.
Ángel Gil

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