El día 3 mientras seguíamos admirando el simbolismo de Goya en los
fusilamientos de Moncloa, la Reina Isabel II de Inglaterra, antes del alba, levantaba
al servicio para anunciarles una noticia de alcance, al final su hijo Carlos
seguiría esperando el trono pero papá Felipe se retirara allá en Octubre a los
96 años. Y en este Domingo, las urnas resolverán el dilema de una vieja Francia
que ha dicho adiós a los partidos tradicionales dentro de un bipartidismo
imperfecto. La corriente parece extenderse por el mundo ante el hartazgo de los
ciudadanos ante los de siempre a los que se tacha de nepotistas, corruptos y
sin soluciones. Maquiavelo que nació un 3 de Mayo escribía los tiempos y las
circunstancias. Hoy, los tiempos parecen haber enterrado al sistema que De
Gaulle instauró en 1.957 y las circunstancias han situado a las puertas de un
Palacio a dos republicanos que piden la llave de la plaza a unos electores que
son los indecisos antisistema o los del voto útil a pesar de taparse la nariz
rodeado de inexperiencia. Europa está en crisis y también lo instalado desde el
fin de la segunda guerra mundial. Ahora es posible que más allá del verde de
los Pirineos, alguien sin partido llegue a ser presidente de una República.
Esto no nos debe de llamar la atención aquí cuando personas sin formación
llegan al poder, se instalan y no hay forma que se vayan a casa. Papá cuéntame
otra vez como gesticulando, “La France”, puede dejar de ser la maison de todos.
A nosotros, nos va a afectar más lo que este siete de Mayo ocurra con el vecino
de arriba que lo que pasa en la Séptima Avenida. Por las bombas que tiraron los
fanfarrones, España se unió por su libertad hasta que los gabachos se alejaron
por los caminos. Eso sí pero bien cargados de bienes culturales de aquí que se
lo apropiaron para allá. En este Mayo francés, hay otros piratas, los
informáticos a los que Macron recrimina de ensuciar su campaña mientras pasea a
su mujer, mayor que él, en las tablas mitineras con lo que eso gusta a los
galos. Y luego hablábamos de Italia. La imaginación no llega al poder…queda
lejos aquel Mayo, que lejos queda Jean Paul Sartre. Y Marine, con sus ojos azul
mar, puede pero no debe seguir sembrando papeles mojados ni dinamitando la
Unión, sino reformando para que Paris siga pesando en la escena internacional. Berlin
mira de reojo lo que Francia vote. Y Moncloa, cuando nadie le ve, a veces se
cierra, mientras las urnas independentistas catalanas ya están en serio en la
calle, sin contarnos por qué de este silencio. Lo contrario del kilometro cero
donde Laura me llevó de la mano, corríamos entre la gente, estábamos en
fiestas, nos esperaba la Plaza Mayor y allí bajo los adoquines no había arena
de playa
Ángel Gil
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