Cuando recorres un camino, que siempre viene de
vuelta, eternamente es Septiembre. Tu amanecer de hoy, María, sabe a aquella
tarde que va de caída, se nota en tu rostro y en el de tantos que a tu lado
esperan y que en palabras de Castañeda es mudo testigo de un escenario
protagonista de nuestra historia. “Es la entraña espiritual de la Ciudad, donde
en más de cinco siglos, ha sido camposanto, hospital, cuartel, atalaya,
fortaleza, refugio, dormitorio y refectorio”. “Aquel donde el abnegado y
sufrido melillense ha dejado con cada gota de cera, cada lágrima y cada oración
un legado de espiritualidad de un pueblo santo y sabio”. Carlos Castañeda ha
vuelto a reaparecer para hablar de la Patrona en una conferencia que organizada
por la Congregación de Nuestra Señora de la Victoria conmemoraba los ochenta
años de la formación de su primera Junta de Gobierno. Vimos al Castañeda que se
niega a callar la maternidad de María, para ser “protectora, Reina, Patrona y
Alcaldesa de este soberano Pueblo”. Ya en su “efímero empleo de narrador”, como
el mismo se presentó, habló de la infinita devoción a la Virgen de la Victoria,
de la constitución canónica de la Congregación, del ofrecimiento y entrega del
bastón de mando, de cómo la Iglesia de la Purísima es el corazón espiritual de
Melilla, de la hermosa leyenda de la llegada de la imagen de la Virgen a estas
costas, su patronazgo y coronación canónica, de las ermitas, capillas y lugares
primitivos de culto (desde la Iglesia de San Miguel a la Capilla de la Enramada
pasando siempre por la del Señor Santiago para llegar a las de la Alafía o
aquella desconocida dedicada a Santa Bárnola). Castañeda mirando un lienzo de
la Patrona le dijo “no tengas recelo, estas en buena tierra, porque Melilla, ya
lo sabes, desde siempre, abre sus brazos al forastero y también al inmigrante,
porque es una ciudad que acoge, respeta y acepta vivencias de otras culturas,
haciéndolas suyas y asimilándolas para sí. Por eso, Madre, regálanos la dulzura
de tu mirada y la sonrisa amable de tu rostro a la Ciudad del ánfora repleta de
ungüento y miel, la comprimida pero diversa, donde la tolerancia y la
fraternidad siguen siendo su seña de identidad, regalando a la humanidad toda,
ejemplo de respeto y convivencia”. Realizó un recorrido por quienes son un
referente histórico como Juan Antonio de Estrada, Rafael Fernández de Castro o
Enrique Moya. Reivindicó que “las imágenes de la Iglesia del Pueblo son
distintas a las demás, ya que la Virgen de la Victoria tiene adherido en su
cara y en sus manos, el moho de las Cuevas del Conventico, el relente de los
amaneceres entre murallas, llevas prendidos amores y esperanzas, gratitudes y
lealtades de un pueblo que te ama”. En este Domingo se cumple un año del traslado
temporal de la Patrona a la Iglesia del Sagrado Corazón. ¡Aún Madre seguimos
esperando tu vuelta a casa!. Ángel Gil
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