domingo, 19 de diciembre de 2010

Banco de España, aquí

La red de nuestro banco nacional, adelgaza a un ritmo vertiginoso después del anuncio del cierre de siete sucursales, entre ellas la de Melilla, de las veintidós, que tiene operativas, a partir del 31 de Mayo del próximo año. Seguramente muchos de ustedes se habrán preguntado para qué sirve el Banco de España. Tiene como misión principal supervisar el sistema bancario español, pero la irrupción de la moneda única le ha pasado factura, asumiendo potestades el Banco Central Europeo. El ideal europeísta tenia antes mejor prensa, ahora el ciudadano esta harto de la macroeconomía, mientras crecen las deudas y solo nos salva esa inventiva que consigue llegar a fin de mes. Europa se ve lejana, la unión política no engancha, tiene demasiados incrédulos, cifra que aumenta cuando de fondos Feder se habla porque no llegan, se reducen o su inversión se destina a zonas más deprimidas. El Banco de España justifica el cierre de las sucursales al contar esas plazas con una operativa muy restringida y al existir el correo postal o las nuevas tecnologías que no hacen necesaria la presencia física para realizar trámites como deuda pública, reclamaciones o la obtención de informes. Creo que nadie vamos a negar que la irrupción en nuestras vidas de internet, es hoy por hoy, la mas moderna de las revoluciones incruentas que, asume la humanidad, pero junto a ella el español también ve necesario un espacio físico donde acudir y un hombre o una mujer que les atiendan. Si creyésemos a fe ciega en las razones esgrimidas por el banco emisor, podrían estar a punto de desaparecer las oficinas municipales o estatales, a cambio de ayuntamientos virtuales o de una administración a golpe de ratón. El euro, que tan buena propaganda se le hizo, se ha tornado en pródigo en nuestros bolsillos, ha hecho buena a la peseta, a la que recurrimos para darnos cuenta de la carestía de la vida. Por mucho que nos empeñemos o que nos quieran vender humo, Melilla cuenta muy poco y el cierre de la sucursal del Banco de España, es otro claro ejemplo. Creer en esta tierra, en sus posibilidades y en su futuro pasa irremediablemente por la inversión estatal y privada. De otro lado Melilla sigue durmiendo, no respira no se mueve, parece que no va con ella, o tal vez pensamos que otros nos sacaran las castañas del fuego. El silencio sonoro de los agentes sociales melillenses no puede justificarse, a diferencia de lo acontecido en Ceuta. El Banco de España ha anunciado que iniciará conversaciones con las entidades de crédito para establecer un sistema de depósito de billetes propiedad de la entidad que garantice un suministro de la misma calidad y coste que el vigente hasta el momento actual. Además se producirán traslados forzosos de sus trabajadores a sucursales más cercanas o a Madrid, con lo cual, y de nuevo, esta tierra padecerá una disminución en su censo, con lo que afectará a la economía local. Convertir a Melilla y Ceuta en escaparates de productos y servicios españoles hacia el magreb sería una buena solución, pero también para eso hace falta aportar, algo tan opuesto a un desmantelamiento, en este caso del Banco de España, entidad pública que queremos seguir teniendo operativa en nuestra Plaza de España.


Ángel  Gil

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