domingo, 26 de diciembre de 2010

Techo para la memoria

Es deseable haber vivido muchos años con una buena calidad de vida, gozar de la misma, aprender con los errores y no haber sido ese cobarde miedoso que por no hacer ni escribió su diaria historia. Cuando se mira atrás tal vez te veas montado en una bici o jugando a las muñecas, echando un partido de fútbol en vivo o en la play, hablando con tus compañeros, jugando en el patio del colegio, haciendo la tarea mientras una taza despide el olor a chocolate y entre página y página mojas un bizcocho o te sientes de nuevo paseando junto a la chica de tus sueños una tarde a la orilla del mar. Entonces no comprendías tantas cosas que decían los mayores, tampoco sus esfuerzos por ti, una mala noche o el apretarse el cinturón para llegar a fin de mes, o sus apoyos, que hoy los valoras. Y tratas de dar a los que creaste aquellas enseñanzas o aplicas en tu trabajo la ética y las buenas obras que nacen de una creencia. Disfrutas de las pequeñas cosas y minimizas aquellos vaivenes que te da la vida, porque sin ellos, tal vez, todo sería demasiado aburrido. A los triunfos les das su justo valor y sigues ahí cada mañana con las mismas ilusiones, mientras de los fracasos los tienes en cuenta, luchando por romper aquel dicho universal que, el ser humano es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Estamos a punto de empezar un año y con él llegará, si la Administración no lo remedia, el cierre del centro de día de la Asociación de familiares de Alzheimer. Este proyecto nace en 2001 atendiendo a una media de catorce usuarios de lunes a viernes entre las nueve y las cinco de la tarde. En todo este tiempo, al usuario se le ha prestado servicios de transportes, terapias, asistencia de fisios, tratamientos psicológicos, almuerzos. Ya en el 2007 se creó la unidad de respiro que funcionaba los fines de semana y días festivos, con una finalidad fundamental de aliviar a los cuidadores familiares del esfuerzo permanente hacia los suyos que padecen esta cruel enfermedad. No puede haber peor noticia para comenzar un año que esta "patada" que se da a esta Asociación, como la califica la presidenta de la misma, María Dolores Arjonilla, una luchadora que encabeza un equipo por una justa causa y que también merecen una mención. Las sociedades modernas y avanzadas, si en algo pueden diferenciarse, es precisamente en el logro del estado del bienestar, es decir en un aumento importante de prestaciones sociales. Aquí el modelo son los países nórdicos. Que el anunciado cierre no se cumpla, que sea un mal sueño o una inocentada del próximo día 28. Quien vivió al lado de esta enfermedad, quien sintió cada día con una mirada, porque ya en su fase tan aguda no te podía decir y tú quién eres, no puedo entender esta actitud injusta. Para esto tiene que haber dinero y las puertas abiertas de un centro de día dedicado a quienes tanto nos dieron, y ahora no tienen recuerdos ni saben quiénes son.

Ángel  Gil

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