Dos Yolandas sonaron en la noche de ayer en las dos orillas de un mismo mar, la de Pablo Milanés en el Teatro Cervantes de Málaga y la de Caco Senante, en la melillense Plaza de Armas. Nos trajo algo para recordar tus noches palmeras, mezclando amor con habaneras. Y también con boleros bajo un lienzo de murallas y con todo el son, tal vez porque no puede ser no más que una canción. Caco Senante es la voz chicharrera, que nos hizo bailar mientras imaginábamos echando mojo a las papas arrugas. He conocido a canarios y tienen la misma morriña gallega pero con cha cha cha. Tienen ese punto de cadencia, que hace que en plena calle paren el coche y al grito de cristiano, cuenten al de enfrente algo sin caer en el momento. En la Facultad hice una buena amistad con una lanzaroteña, Raquel, que regresó a Arrecife, también al noble oficio de la defensa de otros, y que nos hacia mas amenas las horas de procesal o de financiero desde su alma isleña. En nuestra vida, queridos lectores, todos tenemos un hilo musical propio, que nos marcó momentos que aún hoy recordamos cuando vuelven a sonar. Aquella declaración de amor, el primer baile pro viaje de estudios o aquel concierto en el Auditorium. Van quedando ahí y gracias a Dios que los vivimos. De Caco Senante me sigue emocionando una gaviota en Madrid, que para mí es, sin duda, la canción que mejor representa a todos aquellos que un día nos fuimos a la Capital, y en cuya maleta también iba el mar que no veíamos a diario entre tanto asfalto. Y ahí en esa letra va la isla, como en aquella pescadora de Santa Cruz de pregón callejero o en esa vieja farola del mar con aires de parranda. También para los melillenses significa todo ese faro, cuando lo podíamos casi tocar paseando bajo él, o cuando nos vamos al camarote nada más que el barco da la vuelta. Hay más cosas que nos unen a las afortunadas de lo que pensamos, tal vez porque tenemos ese sentimiento isleño, como decía Ana Riaño. Por cierto un saludo a un compañero de columna en este periódico, José María García Linares, que ha vuelto por vacaciones y que tanto nos puede hablar decir de las afortunadas.Estamos más cerca de la Península, pero no estamos en ella, y como los canarios vivimos pendientes de unas comunicaciones. A su régimen fiscal miramos y seguimos anhelando ser región ultraperiférica de Europa. La noche en El Pueblo, a los pies del Torreón del Vigía, sonó a música de ida y vuelta que se hizo intimista, donde no había distancias y donde volvió a salir aquel Caco que como en te necesito, cantaba a quien comprende, a aquel que diciendo verdades hace caer de una nube, al que vuela, a la musa, a los que comparten. En este sábado de Julio, Senante nos trajo lo que él entiende que es la música de los mejores, junto al mar y sin ademanes de cansado. Esta mañana habrá podido ver salir el sol, no desde la Marquesina, sino en algún lugar de Melilla. Ángel Gil
No hay comentarios:
Publicar un comentario