domingo, 24 de marzo de 2013

Tiempo de torrijas



Semana laboral corta, la que estamos a punto de comenzar. Es Santa, de vacaciones y de abierto precisamente por lo mismo, de reencuentros, de oraciones, cirios, tronos y Oficios, un paréntesis entre la rutina que nos sirve para romperla. La sentencia a un Justo por el beso de la traición. Siete palabras caminando por la vía dolorosa o al pie de una cruz. El buen ladrón que pide un recuerdo cuando llegues a tu Reino. Lo viejo y lo nuevo, la muerte y la vida. Cada persona recordara estos días de una manera, para unos vendrá con ese olor a bacalao que sale de la cocina, en potaje o con tomate o en las mil formas que las recetas cuentan con permiso portugués, para otros es la imagen de soledad que envuelve las calles de las grandes capitales cuando hay días libres y entonces, llegas pronto a todos sitios aparcando la palabra colas asociada a restaurantes o a otros lugares de ocio. Algunos viajaran a distintos destinos o a la casa de segunda residencia en un éxodo que, tal vez con la crisis, será menor que otros años. Palmas y ramas de olivos, en este Domingo, para dar la bienvenida, colgándolos de balcones o terrazas hasta el próximo año. Mañana de Pollinica y Esperanza, despertando por Batería Jota, para bajar a ese encuentro popular del Parque Hernández, mientras la música da paso al himno legionario. Un día donde dicen que quien no estrena no tiene manos. En el sur también es tiempo de mantillas para recorrer los Monumentos y salir en procesión. Tardes de monas mientras saboreamos un café o un chocolate y conversamos. Estamos en una semana donde en las cocinas, se hacen sencillas torrijas, despacio, con amor, como un rito para luego ser compartidas, con su leche o su vino, con azúcar y canela a discreción. De origen medieval y cuna monacal, para emplear el pan sobrante, a la que la impronta enriquece. Usos y costumbres que van pasando las generaciones para hacerla popular. Tiempo de esperas para ver salir a un Trono, de incertidumbre mirando a un cielo, de lágrimas de emoción o de desilusión si al final no sale la cofradía. Y allí dentro, horas y horas, en un año, de trabajo, esfuerzo, fe y hermandad. Primavera de Marzo, con el viento del mes, de tardes más largas y amaneceres tempranos. Los idus de Marzo ya han llegado, pero aún no han acabado. En estos tres días venideros parece que todo se deja ya para Abril, mientras se ralentiza el tiempo. Esta mañana volveré a verme de Tarsicio con una palma en la mano, mientras iba en procesión con mis compañeros de La Salle. Tiempo de torrijas, de luces, fuego, agua y oleos, de sacrificios y Pasión, de lavatorios de pies y de unas manos de prefecto que no lograron ser limpiadas. Recuerdos de caídas y de palabras de Verdad. Tiempo para vivir
Ángel Gil

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