La sociedad actual va cambiando tanto que
necesita reformas legales que se adapten a ello. Siempre los ciudadanos
recriminan el retraso de las leyes, las lagunas existentes que favorecen la
impunidad, el distanciamiento entre legisladores y pueblo. Precisamente hay
materias donde un cambio legislativo se hace imprescindible, así en familia,
violencia de género y domestica, terrorismo, bandas organizadas y narcotráfico,
acoso laboral, escolar y el ciberacoso, contra el medio ambiente, derechos al
honor, corrupción, contra la libertad sexual, todos aquellos que se cometen utilizando
las nuevas tecnologías y en menores. Ahora el Gobierno quiere llevar a cabo un
ambicioso Plan de Infancia y Adolescencia (125 medidas, dos leyes orgánicas, y
modificaciones en hasta diez leyes actuales) que ha sido presentado tras la
celebración del Consejo de Ministros. Entre los asuntos más destacables del
mencionado Plan estaría subir de trece a dieciséis años la edad de
consentimiento sexual, o la edad mínima para contraer matrimonio en España que
se pasaría de catorce a dieciséis años. Esta última ya esta especificada,
mientras que la primera dependerá del acuerdo entre partidos y asociaciones que
trabajan con menores. Igualmente destacamos de este Plan la modificación según
la cual el hijo de una madre maltratada serán considerados víctimas de
violencia de género. Esta llevará a la reforma de la Ley contra la Violencia de
Género de 2.005. El texto del Plan de Infancia y Adolescencia habla de los
menores como los grandes olvidados, y tratándolos como víctimas el legislador
debe tener presente que ocurrirá con los regímenes de visitas, sobre todo en lo
tocante a casos donde se condena a los padres por violencia de género y en los
de custodia. El porcentaje actual es ínfimo en cuanto a la suspensión de las
visitas, por lo que nos encontraríamos con dos derechos enfrentados, el interés
supremo del menor y el interés del padre. También merece una reflexión en este
Plan de Infancia y Adolescencia, la creación de los Registros Unificado de
Maltrato Infantil y de Casos de Explotación Sexual. Ambos ilícitos penales
deben servir para, en base a un seguimiento, erradicar prácticas, tantas veces
soterradas, como el síndrome de alienación parental o las prácticas sexuales
con menores utilizando la red para ocultar identidades y que solo logran
destruir a los pequeños. Igualmente el Plan potenciará el acogimiento y la
adopción familiar frente al ingreso en un centro. Llama la atención el retraso
que en estas materias aún seguimos padeciendo en España, donde, en concreto en
la figura de la adopción, se imponen excesivas trabas lo que obliga
necesariamente a tener que optar por hacerlo en otros países. Esto unido a los
límites legales de la fecundación para parejas que no pueden tener hijos limita
los derechos de las mismas a poder ser padres. Todas estas reformas que, de
aprobarse el Plan de Infancia y
Adolescencia, nos llegarían supondrían avances que la sociedad española
necesita
Ángel Gil
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