domingo, 15 de noviembre de 2015

Una calle de París



Pedro y Sofía son estudiantes melillenses, uno cristiano, otra musulmana y viven en Paris. Tal vez cambiaron sus planes y no fueron a Bataclán. Salvaron sus vidas pero vivieron en su juventud todo el odio del cual el hombre es capaz de dar sin límites. 129 muertos, entre ellos el español Juan Alberto González Garrido, y 300 heridos. Ahora nos da igual que a esta panda de alimañas les llamen células durmientes, que por cierto son las peores, son simplemente asesinos y demasiado jóvenes, entre los quince y dieciocho años, pero solo saben hacer daño, sembrar muertos y producir heridos. Eso mismo hace la ETA. Quien le escribe fue superviviente en Madrid durante largos años del terrorismo, en aquellos años de plomo y créame que te hace cambiar la vida. No cabe en mi cabeza que alguien diga que tiene ideas o creencias y mate, eso no es de humanos. Pero aún en esta sociedad hay quien piensa así o mejor justifica la sangre anónima. También sobreviví al 11 M y siempre he pensado que me pudo tocar a mí, no hacía nada que a diario tomaba un tren en Atocha para ir a trabajar. El silencio de aquella tarde de Marzo en Madrid nunca lo olvidaré. ¡Aun queremos saber toda la verdad!. La manera de hacer la guerra ha cambiado, ahora no se declara sino que de manera organizada ponen su firma de sangre en lugares diversos y después blasfeman y se inmolan. Dios no quiere eso, sembró la paz y creó al hombre y la mujer para que con su ayuda fueran corresponsables de un mundo puesto a sus manos. ¡No utilicen el nombre de Dios en vano!. Pero en medio de la masacre la bondad humana, la ayuda anónima y la valentía frente a quienes nos quieren imponer el terror, la desigualdad y el sometimiento a la mujer. En una calle de Paris no es tan solo lo que allí se perdió un 13 N, el mundo cambiará por ese viernes. España sigue en nivel 4 de alerta terrorista. Así no se puede vivir. La libertad no es solo para escribirla en un texto legal es para disfrutarla y cuando los derechos se coartan eso no es libertad, es esconderse como pasaba en el oeste a la llegada de forajidos. Los nuevos Liberty Balance del siglo XXI tienen que terminar derrotados o en el carro y los ciudadanos ocupar la Plaza de España, el Paseo de la Castellana o los bulevares parisinos. La Unión Europea debe plantearse que estamos en estado de guerra y no seguir practicando la política del avestruz. En España se ha convocado el Pacto antiyihadista, todos unidos, todos, pero queremos más, más firmeza y más medios de los que tienen ahora mismo las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado para el combate frente a los terroristas. Nunca es suficiente. ¿Y Melilla?, estamos estratégicamente situados para ayudar al resto de España y de Europa pero también para que nos ayuden. Que la lejanía no sea el olvido ni el desconocimiento. Los asesinos no distinguen, matan. Que no dejen más sangre derramada.  
Ángel Gil        

1 comentario:

  1. Como siempre, tus palabras son una lección de sabiduría y de cordura. Un abrazo, maestro.
    Pedro J. Bueno

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