Tenía
que ser Isabel la que con su verbo, su pausada investigación pero sobre todo
con su devoción a María, nos trasladase a aquel 3 de Febrero de 1.756 en una de
las conmemoraciones históricas más importantes, doscientos sesenta años desde
que a la Virgen de la Victoria se la ratificó como Patrona. Fue una vez más el
pueblo el que convirtió una costumbre hecha devoción en algo oficial. Ante el
Alcaide Villalba los que suscribían no solo lo hacían en primera persona sino
en nombre de sus familias y de todos y cada uno de los habitantes de la Villa
Vieja. Santa María, fue y sigue siendo esa abogada
nuestra ante terremotos, hambruna, asedios, temporales o epidemias, por un desempleo que no cesa, una violencia de género que aún pervive
o por tantas dificultades en nuestros hogares para llegar a fin de mes. Isabel
Migallón Aguilar consiguió, en la conferencia del pasado miércoles en el Club
Marítimo, envolvernos para vivir desde nuestras sillas cada uno de los hechos
Marianos que salvaron a esa Melilla entre murallas. No es fácil hablar en
público pero menos mantener el interés mientras se hace. Isabel lo logró. Incluso
desde antes cuando los carteles se fueron distribuyendo por la Ciudad y la
prensa lo recogía. Por eso perdieron el tiempo los que siempre escondidos pensaron
que enturbiando, levantando insidias o
manchando, como es en ellos habitual iban a lograr desacreditar a su autora o a
quienes organizaban el acto. Melilla conoce y valora a cada uno. Siguió la historiadora…
“Noviembre
de 1720, cuando en una fragata y en una falua salieron junto con el vicario y
el cura, varias personas más con el deseo de pasar el día en las islas
Chafarinas. En el momento del regreso se levantó una gran tormenta que
“arrojando mucha agua, rayos y zentellas, alborotando el mar, les puso en tal
conflicto que solo respiraban para pedir misericordia, e implorar el Patrocinio
de María Santísima de la
Victoria a quien se encomendaron y tuvieron a evidente
milagro de Ella. Llegaron a este Puerto a las diez de la noche con toda
felicidad, por cuia fineza pasaron descalzos desde la Marina , a rendir las
gracias a su bienhechora”. La Junta de Gobierno de la Congregación de Nuestra
Señora de la Victoria, cuya Hermana Mayor es María Piedad Castellano, volvió a
acertar al aproximar a su Titular a los ciudadanos programando otro acto que
junto a un origen en la Fe es eminentemente cultural, subrayándose más si cabe
por el hecho de ser Patrona y Alcaldesa perpetua de Melilla. El Juramento de
1.756, leído por Isabel Migallón fue el momento más emocionante de la
conferencia, como ocurre cada 8 de Septiembre en la Iglesia del Pueblo cuando
la secretaria de la Congregación renueva el voto de Patrona. Que como pidió
Isabel a la Virgen, los melillenses sigamos siendo gente de bien
Ángel Gil
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