La actualidad informativa del 2.016 nos ha traído como palabra más
usada, el populismo. Así se revela en el informe de la Fundación del Español Urgente
como el término del año con interés desde el punto de vista lingüístico que ha
superado al sorpaso, abtenciocracia, posverdad, youtubero o ningufonear, que se
usa para definir la actitud de quien solo presta atención a su dispositivo
móvil mientras desatiende a quien tiene delante. Comunicación cibernética frente
a aquella verbal y no verbal. El populismo se ha situado en el centro del
debate político cargándose de connotaciones negativas. Aunque considerado
originalmente como una palabra neutra ha ido transformándose en un arma frente
a otras opciones políticas y no solo aquí sino en países de nuestro entorno
como Francia o el Reino Unido e incluso ha dado el triunfo en las
presidenciales de Estados Unidos. En cuanto a una de las acepciones de la
palabra populismo se dice de la tendencia política que pretende devolver el
poder a las masas populares frente a las élites. Si miramos al twitter los diez
términos más usados son: marketing, digital, marcas, stand, ecommerce,
empresas, online, claves, éxito, oportunidades. La palabra que he buscado más
en el 2.016 ha sido sin duda la misericordia. La he ido persiguiendo como una
forma de vida y he querido verla pero algunas veces se ha negado. El año
jubilar establecido por S.S. el Papa Francisco no debe quedar basado en
palabras sino en obras. Así nos ha recordado que el Padre acoge a
todos y sale personalmente al encuentro de cada uno. “Cuánto se ofende a Dios y
a su gracia cuando se afirma sobre todo que los pecados son castigados por su
juicio, en vez de destacar que son perdonados por su misericordia”. Anhelamos
el acogimiento que no tenemos, la palabra que cure el dolor ante tanta
discriminación injusta o exclusión sin más motivo que aquel que intenta callar a
quien solo quiere trabajar para otros. Pedimos puertas abiertas y no solo en lo
físico sino como un cambio de actitud en la persona y en la responsabilidad. La
soberbia, el desprecio y la negación del consuelo o del alimento que mas llena no
tienen sitio en los discípulos de aquel que desde la tarde de Emaús nos sigue
acompañando. Creo en tantos buenos Pastores y confío en mas que un borrón o un
exabrupto de uno no me aparta de la Palabra. Perdón para quien ha sido ordenado
es sin duda el ejemplo de sus actos y la escucha activa para ver en el fondo de
ese hombre o de esa mujer a un semejante y ser misericordioso como el Padre. A
este que hoy volvemos a verle Niño y que podemos encontrarlo en un sirio que
pide asilo, en el huérfano que busca cariño o en la viuda o el anciano que vive
en soledad. Hoy usted tiene por delante todas las páginas en blanco de este 2.017,
escríbala y sea el protagonista de la vida que a diario nos regala
Ángel
Gil
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