domingo, 31 de octubre de 2010

Colegio de los Hermanos


Los colegios forman parte de la vida de una ciudad y de aquellos que estudiaron en sus aulas o jugaron en sus patios. Seguramente Madrid no sería igual sin el Colegio del Pilar ni Málaga sin los Jesuitas. La Salle de Melilla ha comenzado los preparativos de su centenario con una reunión de antiguos alumnos. Fue un 15 de Septiembre de 1.912 cuando los Hermanos de las Escuelas Cristianas abrieron en la Calle O´Donnell su primer colegio en Melilla. Cuatro años más tarde se trasladan al lugar en el que todavía siguen, simultaneándolo con otro, durante siete años, en el Barrio del Real, sin olvidar la participación que tuvieron en las Escuelas del Ave María, fundadas por el Padre Manjón, en la cercana Batería Jota. La caída de la Comandancia General de Melilla, por el Desastre de Annual, que supuso la muerte de catorce mil soldados, de los cuales 182 eran padres de alumnos, hizo que los Hermanos ofrecieran el Colegio como hospital de sangre, estableciendo allí la Cruz Roja trescientas camas. Las imágenes de los religiosos Lasalianos dando sepultura a los muertos, llenaban las páginas de los diarios en 1.921. Por algo Melilla ostenta como títulos el de humanitaria y caritativa. Muchas generaciones han pasado y aquellas con más solera, conocieron un molino que era imprescindible a un paisaje, como escribió Pio Gómez Nisa. Hay fotos imborrables del colegio, la piscina, el corcho de la entrada, los partidos que jugabamos en el recreo, las tardes del teatro, las mañanas en la Capilla para ensayar los cantos o escuchar una misa, mientras leíamos en un precioso altar mayor aquella frase "Ahí tienes a tu madre", la primera vez que vimos la película de "El Señor de La Salle" con Mel Ferrer, y comprendimos lo que tuvo que pasar San Juan Bautista con las traiciones del mundo y las incomprensiones de su familia, para dar educación a los más pobres. Las largas horas haciendo marquetería o en la sala de audiovisuales, que por cierto estrenamos. También tuvimos la suerte, eso sí, unos más que otros, de ser la primera promoción del Colegio La Salle - Buen Consejo, algo que duro pocos cursos, pero que a nosotros nos hacía sentirnos más mayores cuando dejábamos nuestro centro para bajar por la cuesta y llegar al Colegio de las Monjas. Pero sobre todo allí aprendimos valores, a ser mejores personas, a compartir, a llevar una hucha del Domund, que representaban a las distintas razas, y entender que había personas necesitadas en otros lugares del mundo, a respetar, a tener por compañeros a niños de diferentes confesiones religiosas. También con el tiempo agradeces los esfuerzos de aquellos docentes que nos enseñaron tantas cosas, de los Hermanos, cuando la Comunidad era numerosa, y que nos descubrieron además un mundo nuevo desde el prisma de nuestra Fe y con el ejemplo de San Juan Bautista de La Salle. Un día de Junio de 1.981, los de mi promoción dijimos adiós, junto a nuestras compañeras del Buen Consejo, a aquel lugar en el que pasamos tantos años de nuestra vida. Nos impusieron una insignia con una estrella y el lema Lasaliano para caminar por el mundo, permaneced unidos.

Angel  Gil

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