lunes, 2 de abril de 2012

Hermana Mayor

Las elecciones que, el pasado Domingo, se celebraron en la Congregación de Nuestra Señora de la Victoria se pueden calificar de históricas, no solo por el hecho de presentarse dos candidaturas, sino fundamentalmente porque la voluntad mayoritaria de los Congregantes ha sido elegir, por primera vez, a una mujer como Hermana Mayor. Maripi Castellano tiene ante sí unos retos, como son el fomentar, aún más, la devoción a nuestra Patrona, sintiendo los melillenses que forman parte de ella y ofrecer un proyecto social hacia una ciudadanía que, hoy, especialmente, demanda atenciones y ayudas de ese tipo ante un aumento considerable de personas necesitadas. La próxima Junta de Gobierno tiene muy claro que, más allá de las celebraciones importantes del año, su presencia debe ser constante en el día a día de Melilla, colaborando con la Parroquia de la Purísima, con la Vicaría y con todos aquellos que lo precisen. La Hermana Mayor, Maripi Castellano, toma el testigo de Francisco Verdugo, el cual durante sus ocho años al frente de la Congregación, ha logrado, entre otras cosas, una mayor asistencia a las novenas y procesiones, así como la presencia de la mujer en sus Juntas de Gobierno, algo novedoso en sus mas de setenta años de historia. Para esta asociación eclesial hay tres hechos que le imprimen un especial e importante papel en la Melilla del Siglo XXI, primero por ser su titular la Patrona a la que se tributa el culto público que desde tiempo inmemorial le consagraron nuestros antepasados; segundo, por tener como sede canónica a la Iglesia más antigua de Melilla, en la cual se mezcla fe e historia de todo un pueblo; y tercero, por ostentar el título de franciscana como consecuencia de su vinculación con la Orden Capuchina y ser además el Patrón de Melilla. El hecho de la existencia de dos candidaturas que han optado, en igualdad de condiciones, por la presidencia de la Congregación, no supone nada más que el interés que despierta la Virgen de la Victoria. Ella y su Patronazgo es lo que debe mover a quienes han ganado como a los que han perdido las elecciones, entendiendo que se trata de un proceso dentro de la vida de la Iglesia que en nada se parece a las confrontaciones partidistas.  Ahora después del Cabildo comienza un cambio necesario, la renovación de personas, pero fundamentalmente una unidad que sale reforzada en torno a una Hermana Mayor, que gracias a una labor constante de las Juntas anteriores, y a unos resultados evidentes de los últimos ocho años ha sabido ganarse la confianza de la mayor parte de los electores. A Maripi Castellano y a su equipo, personas comprometidas desde siempre con la Patrona y la Parroquia, les corresponde ahora responder, no solo a los que depositaron su voto a su candidatura, sino también convencer a los que optaron por la otra, que los experimentos no funcionan, ni los avales son de suficiente peso cuando frente a eso hay un trabajo. La igualdad no se proclama sino que se ejerce y los congregantes han apostado por una mujer, enhorabuena
Ángel  Gil    

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