Ávila
es esa Capital que guarda en sus calles a la sobria Castilla, que se hace
fortaleza no solo entre murallas sino en su Catedral. Rincones donde puedes aún
oír tus pasos en el empedrado y conducirlos para contemplar desde los Cuatro
Postes a la Ciudad. Ávila es, también, Morada de Santa caminante. Su Estación de
Tren es de esas de toda la vida, en las que podría imaginarse la llegada de una
máquina con su humo gris que la envuelve o donde el Jefe con su típica gorra da
el adiós, con su bandera roja, a los viajeros que se dirigen a Peñaranda o a
Robledo. El pasado 31 de Enero y en ese mismo andén se encontraban varios
oficiales del Cuerpo Nacional de Policía que acababan de jurar el cargo.
Mientras aguardaban la llegada del tren con destino a Madrid observaron que un
hombre y su equipaje caían a la vía. El fuerte golpe que sufrió en la cabeza lo
dejo inmóvil y en ese mismo instante se anunciaba por megafonía la entrada en
la Estación del tren de las 16:49 horas. Los tres policías y otro viajero no se
lo pensaron cuando se lanzaron a la vía para rescatar literalmente en volandas
al hombre que permanecía sin conocimiento, además de retirar las maletas que
estaban junto a él. El resto de personas que permanecían en el andén comenzaron
a hacer señales al maquinista para que frenase y evitara una tragedia. Tras
ponerle a salvo, los policías asistieron a este señor de setenta años hasta que
recuperó la conciencia, momento en que comunicó a los miembros de la Policía
Nacional su intención, pese a estar dolorido, de iniciar viaje a la Capital de
España. Durante la hora y media que duró el viaje los tres agentes acompañaron
en todo momento al herido y a su mujer. A la llegada a la madrileña Estación de
Chamartín le esperaba una ambulancia del Samur que le trasladó a un hospital
donde ingresó en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) como consecuencia del
fuerte traumatismo craneal que sufrió. Noticias como esta son poco habituales y
merecen que la sociedad descubra los actos que llevan a cabo las Fuerzas y
Cuerpos de la Seguridad del Estado al servicio de los ciudadanos. Su labor
diaria y callada pasan demasiadas veces en el anonimato a pesar de asegurarnos
nuestra propia libertad o tranquilidad, además de solventar situaciones de
peligro y más poniendo en riesgo su vida como acaba de ocurrir en Ávila. Uno de
los policías que llevaron a cabo esta heroica acción es el melillense Carlos
López Martínez. Su celo profesional, aún estando fuera de servicio, entrega y
abnegación por evitar la muerte de este ser humano, merece que la Ciudad
Autónoma de Melilla le conceda el título de Melillense del año 2.014. Ejemplos
como el de este melillense y de sus compañeros Miguel y Daniel, así como el del
viajero anónimo, que participaron en el rescate, deben de tener el
reconocimiento de las instituciones como ejemplo a seguir y la felicitación de
todos. “Solo pensamos en salvarlo, no nos paramos en pensar si venía el tren”.
Una reflexión para los tiempos que vivimos
Ángel Gil
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