Este año el día mundial del Alzheimer se ha centrado en el importante
papel que los cuidadores realizan con sus familiares aquejados de la enfermedad
y en definitiva con el resto de la sociedad. Su labor callada, responsable,
sacrificada, demasiadas veces se omite y oculta, se infravalora y no se les
ayuda desde las administraciones como se debería. En los presupuestos públicos
las partidas para el área social jamás deben reducirse sino aumentarse a costa
de gastos innecesarios. Por eso este 21 de Septiembre se ha centrado en el
valor del cuidador ya que la familia es en el 94% de los casos la responsable
del cuidado de la persona con Alzheimer. Hay que visibilizar su labor,
otorgarles medidas fiscales, establecer programas de conciliación en materia
laboral y promocionar sistemas similares a las bajas por maternidad. Así se
exigía en el Manifiesto leído en la Plaza Menéndez Pelayo. Todos debemos mirar
al cuidador y las administraciones dedicarles un tiempo porque eso es el que
les falta, con la ampliación de los centros de día y el convertirlas en
clínicas con más medios y personal, sin olvidar que hay que consignar una
cantidad anual incrementada en cada periodo para investigar esta enfermedad. Solo
así combatiéndola y previniendo podremos desterrar una dolencia que olvida la
existencia de ese hombre y mujer, sus recuerdos e incluso su imagen en un
espejo. Pocos como los que hemos padecido tan de cerca esta cruel enfermedad
entendemos todo el tortuoso día a día vivido que solo puede superarse desde la
fe y el amor a aquellos que sacrificaron su existencia para que nada nos
faltase. El pasado día 28 en el Aula 10 de la UNED la charla informativa
organizada por la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer de Melilla
que dirige, sin descanso, Mª Dolores Arjonilla sirvió para ofrecer herramientas
a cada uno de los hogares donde se ha instalado ese padecimiento. Así el Doctor
Romero tras explicar cómo están los cerebros aquejados, reivindicaba el derecho
del paciente a conocer que sufre, apuntando las medidas legales tras un
procedimiento de incapacitación. Carmelo Fernández, logopeda, se centro en la
importancia de la comunicación donde un lenguaje sencillo y cercano con los
enfermos facilita la vida de los mismos. Destacó el papel de la lectura, de los
nietos, de trabajar la expresión y de hablarles de sus recuerdos sin llegar a
discutir. Desiré Diez de la Cortina, psicóloga del Centro de Día, desde su
experiencia con ellos, recomendó la estimulación cognitiva, reforzarles,
preguntarles, llevarles a espacios abiertos y comparo la existencia paralela
con esas vías del tren que es el cariño. Este es el que en cada momento ofrece
a su madre, Jesús Tortosa. Hoy en ti represento a tantos cientos de cuidadores.
Gracias. Y como decía en su canción el Dr. Romero, “si no puedo recordarte que
al menos pueda amarte”
Ángel Gil
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