domingo, 27 de mayo de 2012

Ser de La Salle
Juan Bautista de La Salle fue un revolucionario de la enseñanza, un innovador por sus métodos  y el aldabonazo para las mentes de la sociedad de su tiempo. Para los menos puede ser que pase por un desconocido pero para los millones que estudiamos en sus aulas su semilla ha germinado en cada uno de nosotros. El colegio de los Hermanos ha cumplido su primer centenario en Melilla, felicidades a toda los lasalianos. La Ciudad ya no puede entenderse sin La Salle. Esta es la única razón para que sintamos algo difícil de explicar cada vez que regresamos al Colegio o cuando estamos con aquellos que fueron nuestros Hermanos, maestros y compañeros pero también cuando vemos la insignia situada en el ojal de una americana. El edificio es como esa gran casa que forma parte de la historia de nuestra vida. Es el espíritu lasaliano para el que no existen diferencias entre azules y amarillos como tampoco en cuanto a creencias u orígenes. Solo basta con ser de La Salle. Y esto, entre otras cosas, significa respeto, tolerancia, pertenencia, educación, perseverancia, cultura, civilización, creencia y unidad, actitudes que volvimos a compartir en la cena del Centenario. Con ocasión de la celebración de estos actos han regresado diecisiete Hermanos a Melilla, con ellos, estos días, hemos podido, al menos de alguna forma, agradecerles todo lo que nos aportaron desde su humanismo y sus conocimientos. Dos importantes pilares imprescindibles a la hora de crecer como personas, más aún al carecer de ellos la sociedad que nos hemos dado.  El Obispo de Málaga-Melilla, Jesús Catalá, en la celebración de la Misa de acción de gracias por el Centenario, destacó la calidad de la enseñanza y la fe. La estatua de San Juan Bautista de la Salle volvió a reunirnos como solo las familias saben hacerlo, desde los últimos en llegar a los veteranos, en esa simbiosis perfecta como una antorcha del saber y el conocimiento que pasa de unos a otros. Estos días me recordaba el Hermano Miguel Ángel López Martínez, el primer melillense que pertenece al Instituto de la Salle, las palabras del fundador, que en sus aulas se forman buenos ciudadanos de la tierra para ser buenos ciudadanos del Cielo. Identifico mi colegio con la innovación desde contar con una piscina climatizada, a los audiovisuales para hacer los trabajos de clase, a la asignatura de Constitución (pertenecí a la promoción que por vez primera la recibió), como también fuimos pioneros de la unión, aunque efímera, de La Salle y el Buen Consejo. La exposición del Centenario, que regresará a mediados de Junio, es un álbum vivo de miles de personas que de tantas maneras están vinculadas al Colegio. Este ha sido el acierto, enfocarlo en los protagonistas diarios que dimos y dan vida, más allá de unas piedras o de los títulos. San Juan Bautista de la Salle como nos recuerda el soporte de su estatua, nos sigue diciendo hoy: “los niños son la carta que Dios os dicta y que escribís cada día en sus corazones, no con tinta, sino con el espíritu del Dios vivo”. Ángel  Gil

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