¿Dónde estaba el día del terremoto?. La
mayoría o almorzando o en la cocina ante el fuego. Son segundos pero caes en la
cuenta de la fragilidad del ser humano ante un fenómeno de la naturaleza. Te
quedas inmóvil o sales buscando el rellano de la escalera para bajar a la
calle. Es curioso analizar que reacción tenemos ante un temblor. Y luego nos
comunicamos… llamadas al móvil, WhatsApp, redes sociales. Quieres saber de
otros y a estos les anuncias que sigues vivo y sin daños en lo material. Hacía
demasiado calor éste miércoles de Enero en Melilla y la falla se movió, tanto
que una magnitud de 5,1 hace que sea perceptible por todos, luego las réplicas,
en menor escala, ni las sentimos. También existen otras situaciones que deben
hacer temblar conciencias. La carta de Diego, el niño de 11 años, que el pasado
Octubre se suicidó en Madrid lanzándose desde un quinto piso ante un nuevo caso
de acoso escolar. “Yo no aguanto ir al colegio y no hay otra manera para no
ir”, dejó escrito en un texto escalofriante. En los centros educativos es donde
debe ponerse freno a los insultos, vejaciones, abusos y daños físicos que ya
alcanzan al 4% de los niños de Primaria y al 8% de los de Secundaria. Cambios que
se precisan con urgencia desde la incorporación de un seguimiento psicológico
en los centros a la preparación del docente ante una nueva realidad, además de
la necesaria reforma de la Ley del Menor que reduce las condenas a tareas
socioeducativas. Y otro terremoto para la reflexión, los veintiún años desde el
asesinato de Gregorio Ordoñez a manos de ETA. Aquí quedan las palabras de
Consuelo, su hermana, “Es un día
difícil porque esa bala no ha
servido para que abramos los ojos y
luchemos por lo que Goyo intentó conseguir a sabiendas de que lo iban a matar.
Hablo, sencillamente, de dignidad. Una sociedad digna, una ciudad digna o un
país digno deben luchar contra la barbarie, pero, hoy más que nunca, también
contra su legitimación en el plano moral, educativo o social”. Consuelo Ordoñez ha
censurado que ocupe un escaño en el Congreso la representante de Bildu, Marian Beitialarrangoitia, “alguien
que no solo pidió un
chaparrón de aplausos para asesinos de seres humanos, sino
que se negó a condenar el terrorismo. Mi hermano
defendía el
aislamiento de los violentos. Con dolor, hoy debo decir que ese objetivo ha perdido peso y significado desde partidos de izquierdas hasta de
derechas”. Y en
Alemania se ha
dado otro epicentro, en Nochevieja en al menos doce ciudades hubo abusos
sexuales. En pleno Siglo XXI poco o nada se valora la integridad del ser
humano. Mientras todo esto ocurre se habla que llegaremos a Marte en veinte
años y otros siguen pasando la vida en la realidad virtual que unas gafas nos
conceden. Hoy, gracias a Dios, podemos decir que hemos superado el terremoto
del miércoles, de los otros… queda tanto por hacer
Ángel Gil
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